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Jesús Salamanca
La tronera
Jesús Salamanca Alonso nació en Arrabal de Portillo (Valladolid). Maestro. Licenciado en Historia por la UNED. Realiza el doctorado sobre "La cuestión Iglesia-Estado: impacto y reacción en Valladolid durante la Segunda República". Analista político, dedicado a la investigación sobre terrorismo, política y educación. Articulista desde hace veinte años. Colabora en Diario Siglo XXI, El Mundo-Diario de Valladolid, El Mundo-La Crónica de León, Diario Directo, Minuto Digital, Análisis Digital, Asturias Liberal, España Liberal, Foro Liberal, Castilla y León Liberal y Diario Liberal, entre otros. También colabora como firma invitada en Batiburrillo. Durante años ha colaborado en El Norte de Castilla, Escuela Española, Magisterio y diversas revistas locales, sindicales y de opinión.
Ha trabajado en la Obra de Protección de Menores, CENEBAD, Técnico Asesor en la Consejería de Educación de CyL, Asesor Técnico docente en la Dirección Provincial de Educación, sindicalista... Actualmente, además de numerosas colaboraciones diarias en medios de comunicación escritos, trabaja como profesor y director de Centro de EPA. |
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Muchos ciudadanos españoles estaban deseando de que el «ave» piara y de que lo hiciera con rigor y pruebas. Ha llegado el momento y lo ha hecho. ¡Bendito «ave»! Precisamente a esa acción tenía miedo un sector negligente, portador y aventador de odio, además de apoyo al asesino Nicolás, heredero y continuador del «gorila rojo».
La exministra, González Laya, se ha reído en la cara del juez y le ha tomado por el pito de un sereno o de dos. Lo ha hecho en su propia casa; es decir, en sede judicial. Curioso personaje que no supo entender su cometido como ministra y a quien el presidente acabó poniendo a los pies de los caballos en el tema de Brahim Ghali. Alguien debería explicar a esta ministra fullera que su deber es protegernos y no engañarnos ni exponernos a todos los peligros.
Unidas Podemos continúa a piñón fijo en temas relacionados con la enseñanza y la educación. Lo demostró con la Ley Celaá y lo vuelve a demostrar en sus atrabiliarios ataques a Pilar Alegría por las declaraciones de ésta sobre la enseñanza concertada. No hay duda de que la ministra de educación, maestra recién estrenada, ha dado una lección y un soplamocos en los morros a la extrema izquierda, anclada en un pasado oscuro y sin valores democráticos.
«¡Fuera, fuera! ¡Fuera, ministro! ¡Vete de aquí, sinvergüenza!» eran los «cariñosos» improperios con los que le «agasajaron» al ministro Grande Marlasca en Córdoba, aprovechando un acto enmarcado en la Semana Institucional del Instituto Armado. Los reiterados gritos de «¡Fuera, fuera…!» y «¡Marlasca, dimisión!» se agolpaban en la sobrecogedora pitada, tanto durante el discurso institucional como en el transcurso de la revista a la Benemérita.
Ha llegado un momento en que el Gobierno no sabe si mata, hiere o espanta. Ha dado cifras distorsionadas de la recuperación y no se va cumpliendo nada de lo previsto. Hasta el Banco Central Europeo (BCE) ha rebajado la cifra de la recuperación. España se desinfla por todas partes desde el punto de vista económico y, en lo político, el desastre ya es total.
La España de las velocidades, con diecisiete sistemas educativos distintos, presenta tal cantidad de desigualdades que ni los docentes reconocen el sistema cuando salen de su comunidad. Y lo que puede parecer una opinión en este caso, llega el informe PISA y lo confirma. No hay más que echar un vistazo al último publicado y comprobar que no es lo mismo estudiar en una comunidad que en otra.
Ada Colau ha tenido la desgracia de convertir Barcelona en un estercolero a su medida. Salta a la vista la miseria y la podredumbre de las fanáticas políticas discriminatorias, donde la ciudadanía no proclive al independentismo sigue bajo la bota de la represión, las formas dictatoriales y el desgobierno municipal.
En el actual «desGobierno» todo es tristeza para el contribuyente y jolgorio permanente para la clase más inepta y aprovechada del sectarismo del ala más siniestro ideológicamente. La hipocresía, junto con la deshonra que los atenaza, lo basan en dos conceptos absurdos: la agenda 2030 y el para ellos desconocido cambio climático; no dejan de ser arreadores simples y obedientes de sus dictatoriales jefes del globalismo penitente de la cuadra de George Soros.
Mal comienza el curso político ese enjambre que aposenta sus posaderas en sillones que no merecen, recorren alfombras de niveles a los que no llegan y cobran sueldos que no se ganan ni trabajan ni merecen. Con su espantada de las Cortes cometen fraude al contribuyente; precisamente ese que les paga el sueldo y los mantiene en situación de parásitos desnortados y sin provecho.
En lo que se refiere a la erupción volcánica de La Palma, Reyes Maroto ha defendido que lo prioritario es dar tranquilidad a los turistas afectados y a los que están llegando a la isla. Es más, ha añadido que «se está dando información para que los turistas puedan viajar a la isla y disfrutar de algo inédito de poder ver en primera persona».
Estamos en un país donde parecen abundar los burdéganos, acémilas, alelados, estólidos y estultos. Lo preocupante es que están en los aledaños del poder u ocupando puestos en el Gobierno del «doctor» y tienen el BOE para dictar normas y cometer atrocidades. En esta ocasión me estoy refiriendo a la ministra receptora de la navaja durante la campaña electoral madrileña.
No tengo dudas de que, cada día que pasa, la extrema izquierda está más frustrada personal y políticamente. Y si alguien lo duda, no tiene más que leer las declaraciones de alguna «chinche» que ha llegado a la política sin conocer el mundo laboral, sin haber pagado ni una sola nómina en su vida, sin experiencia laboral y sin haber cotizado a la Seguridad Social. Algo así como lo que se conoce como aficionados políticos de «vida regalada».
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