Muchos ciudadanos españoles estaban deseando de que el «ave» piara y de que lo hiciera con rigor y pruebas. Ha llegado el momento y lo ha hecho. ¡Bendito «ave»! Precisamente a esa acción tenía miedo un sector negligente, portador y aventador de odio, además de apoyo al asesino Nicolás, heredero y continuador del «gorila rojo». Pero ahí no va a quedar todo: ahora el juez tiene que analizar posibles responsabilidades de actuaciones, crímenes, tráfico de drogas, reiteradas violaciones, cientos de desapariciones… ¡Bendito «Pollo» que ha decidido piar alto para que se le oiga!
Sabe el ave que, si es trasladado a Estados Unidos, acabará en cadena perpetua, salvo que quienes fueron los suyos acaben con él antes de volver a piar. También es preciso saber por qué el Gobierno y el Ministerio de Interior, sabiendo dónde se escondía, lo mantuvieron en secreto durante tanto tiempo, a pesar de que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado tenían todos los datos, incluso algunos medios de comunicación. Tal vez el desesperado Gobierno socialcomunista buscaba la ocasión de sacarlo a la luz para tapar momentos de corruptelas y «crímenes de Estado», en un intento de acallar voces y desviar la atención de los medios de comunicación.
Precisamente por el «Pollo» algunos no duermen a pata suelta ni miccionan con sosiego. Y es que, cuando los «cadáveres» se esconden, los cerebros no descansan. La información que nos llega desde hace tiempo, nos hace pensar que cantará con rigor. Va a ser acusado de mil y un delitos contra los Derechos Humanos y eso duele: hay sobrados datos sobre las violaciones efectuadas por altos dignatarios de gobiernos bolivarianos donde queda constancia de cómo se ha ultrajado a presas, una noche sí y otra también, al igual que se ha humillado la dignidad de todo tipo de personas. Abran, de cuando en vez, la página de PANAM POST y comprueben la cantidad de tropelíasy satánicas actuaciones de quienes comparten el credo bolivariano.
Hoy, el Gobierno de Nicolás (In)Maduro es una degeneración absoluta al que solo apoyan afines; esos cercanos a quienes se ha dejado probar un trocito de la degeneración a cambio de su silencio y de su continuidad en el disfrute. Estados Unidos está harto de la tardanza de la extradición desde España. Hugo Carvajal está acusado de tráfico de drogas, violaciones múltiples, tráfico de todo tipo, crímenes de Estado… ¡hasta de tráfico de armamento!
Es un hecho que la Sala Tercera del Tribunal Supremo tiene pendiente el estudio de un recurso presentado por su defensa, donde se muestra contraria a la extradición; incluso, el Ministerio del Interior aún debe contestar el recurso presentado por el «Polluelo» Carvajal, una vez que se rechazó su petición de asilo en España.
Lo mejor que ha podido hacer es colaborar con la Justicia española, de ahí que haya presentado documentación variada e incontestable. La seguridad que le puede aportar la Justicia española, sabe que no la encontrará en EE.UU. y mucho menos en las repúblicas bananeras, como la de donde él procede. Si acaso, de esta última, solo puede esperar venganza, odio, resentimiento…¡y tal vez la muerte para que no píe!
El Tribunal tiene que estudiar sin dilación los contratos del CEPS, los líos del «excalientacatres» de la Lola Delgado y las ingentes cantidades de dinero recibidos por el sector más degenerado de la política española; me explico: esa ultraizquierda asamblearia y comunista que nada aporta a las sociedades desarrolladas y, menos aún, en los Parlamentos serios; ahora que los macarras ya han llegado al Congreso de los Diputados, no es extraño que se extienda por las Cortes regionales, como Castilla y León, ejemplo de recientes episodios macarras, donde un energúmeno mostró su disposición a llegar a las manos, menos mal que no a los «puños y las pistolas».
Todo lo sucedido con la captura del «Pollo», las amenazas en las Cortes de Castilla y León y los enfrentamientos entre Francisco Igea y el tal Puente no son más que coletazos o ramalazos de la inmadurez de nuestra política y de la necesidad de prescindir de este tipo de gente, cuya actitud macarra en nada favorece la educación de futuras generaciones de políticos y menos aún para equilibrar la actual política de contrastes y burdos enfrentamientos.
Está claro que, como decía William Shakespeare, si dos cabalgan un caballo, uno debe ir detrás. Tan lógico como que «Sólo los artistas y los niños ven la vida tal como es», en palabras de Hugo von Hofmannsthat.
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