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Jesús Salamanca
La tronera
Jesús Salamanca Alonso nació en Arrabal de Portillo (Valladolid). Maestro. Licenciado en Historia por la UNED. Realiza el doctorado sobre "La cuestión Iglesia-Estado: impacto y reacción en Valladolid durante la Segunda República". Analista político, dedicado a la investigación sobre terrorismo, política y educación. Articulista desde hace veinte años. Colabora en Diario Siglo XXI, El Mundo-Diario de Valladolid, El Mundo-La Crónica de León, Diario Directo, Minuto Digital, Análisis Digital, Asturias Liberal, España Liberal, Foro Liberal, Castilla y León Liberal y Diario Liberal, entre otros. También colabora como firma invitada en Batiburrillo. Durante años ha colaborado en El Norte de Castilla, Escuela Española, Magisterio y diversas revistas locales, sindicales y de opinión.
Ha trabajado en la Obra de Protección de Menores, CENEBAD, Técnico Asesor en la Consejería de Educación de CyL, Asesor Técnico docente en la Dirección Provincial de Educación, sindicalista... Actualmente, además de numerosas colaboraciones diarias en medios de comunicación escritos, trabaja como profesor y director de Centro de EPA. |
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Debemos avergonzarnos de los falsos y faltos informadores que matan la información, traicionan a sus propios compañeros y cercenan la realidad con mentiras al más puro estilo del Gobierno procomunista. Están vendidos a unas siglas, a falta de un trabajo serio en algún medio de comunicación en el que demostrar su valía profesional. Da la impresión de que son enchufados ideológicos que nunca tuvieron que competir con y por la calidad informativa.
Deberíamos llamarlos algo así como «Delegación Plurinacional de Prensa y Propaganda» a todos esos periodistas vendidos a unas siglas. Son enchufados, nunca tuvieron que competir. Son hijos de la LOGSE y se venden al mejor postor, hablamos de mercenarios incapaces de resolver sus propios problemas. Ponen el culo en cualquier dirección y para ello precisan protección. Representan una forma de corrupción soterrada que daña los cimientos de la democracia.
España no se cansa de pedir fondos europeos a Europa, con la disculpa de la recuperación y la necesidad de modernizar el país. Pero resulta que ciertas cantidades importantes de esos fondos van a parar a los sindicatos clasistas para el arreglo de sus sedes. El caso es que la Unión Europea ha bloqueado diez mil millones de euros porque ese no es el destino de los fondos.
Hace unos días me comentaban que, con un ministro de Cultura y Deporte como el «Peoncín» de Tabarnia, ha acabado por degradarse la representación de una y el otro. El caso es que uno reflexiona al respecto y posiblemente esté en lo cierto quien así opinaba. Los Gobiernos democráticos españoles siempre han dado importancia a esas dos disciplinas, pero en el Gobierno actual no lo han hecho; han tomado a ambos como una «María» de bachillerato. Y así nos cubre el pelo.
«Lo que nos gustaría es que los museos nacionales no estén sólo en Madrid». Lo ha soltado el ministro de Cultura y Deporte, Miguel Octavio Iceta, y se ha quedado tan pancho y orondo. ¡Qué atrevida es la ignorancia! Y pensar que estamos gobernados por personajes como el «bailarín» o, como le llaman en su partido, el «peoncín» que llegó de Tabarnia.
Cada vez que abre la boca, Íñigo Urkullu, sube el pan o baja la bolsa. Y cuando habla de asuntos de fiscalidad ya es el colmo: algo así como las risotadas de los niños cuando los payasos hacen su aparición en la pista del circo. Hace unos días se ha reído media España de él y, si no lo ha hecho la otra media, es porque no ha entendido la majadería interesada que ha esputado.
Muchas veces, el activismo ideológico deja en segundo plano la lógica, el bienestar y la razón. Eso es lo que le ha sucedido a José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social y cosas varias. Sabe que los fondos de recuperación comunitarios dependen de una serie de factores que el Gobierno ha de cumplir, sí o sí. No sé cómo explicará a Bruselas que la patronal se ha retirado de la mesa de las pensiones.
La calle se caldea. Ha costado, pero se va logrando. Los camioneros están hasta el pico de la boina; los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado han acabado hartos de abusos y de mentiras de Pedro «El mentiroso» y del fundido Grande Marlasca; Los metalúrgicos van a peor cada día y están olvidados; los agricultores venden por debajo de lo que cuesta producir; los sindicatos andaluces se gastan en putas el dinero que debían entregar a los parados, y así sector tras sector.
Siempre pensé que los ministros eran los responsables de elaborar legislación y generar confianza en la ciudadanía, pero he podido comprobar que no es así. El ministro, José Luis Escrivá Belmonte, que lo es de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del Gobierno de España, ha demostrado una torpeza inusual. No por mucho presentar un currículum vistoso se es mejor profesional ni más especialista en lo que dicen los papeles.
Pablo Casado tiene un problema, incluso voy más lejos: Pablo Casado es el problema. En estos momentos, el binomio Díaz Ayuso-Miguel Ángel Rodríguez acapara todas las miradas, los parabienes, la ilusión, la esperanza y los deseos de que la «Gaviota» se pose en Moncloa con ella como presidenta nacional.
Se desnudaron de sus siglas y, a modo de reflexión, pretendían hablar de sus experiencias políticas, según ellas. No querían hablar de partidos, ni de elecciones, ni de alianzas. Un «rebaño» de cinco. Algo así como la fiesta del pijama. ¿Mujeres del arco progresista? Crispadoras, incompetentes, y desnortadas. La del traje regional magrebí dándoselas de feminista. ¿Esta tropa va a sacar a España del agujero?
No sabes, Pablo, lo contentos que están contigo tus votantes y simpatizantes. Hace un rato he tenido ocasión de comprobar el poco atractivo que tienes para ellos y lo mucho que creen en Isabel. Te sorprenderías si supieras el gancho que la presidenta tiene, incluso, para gente como Martínez-Almeida, Núñez Feijoó, Cayetana, Fernández Mañueco, Herrera Campo… Te aseguro que has caído en el despropósito.
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