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La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, ha salido a la palestra para hablarnos, nada menos, que de un invento nuevo llamado «baja flexible». Ataviada con un chalequito blanco, último modelo de los típicos escaparates de la llamada «milla de oro», nos da a entender que no esconde nada bajo las mangas, porque no tiene. Y que su propuesta es tan impoluta como el color blanco de su chalequito de moda.
La casualidad (o quizá mi subconsciente) me lleva a comentar la propuesta sobre bajas laborales flexibles que acaba de hacer la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones justo el día 7 de octubre, cuando se desarrolla la Jornada Mundial por el Trabajo Decente.
En 2023 se registraron en España más de 450 procesos (bajas laborales) de incapacidad temporal por cada mil trabajadores, la máxima incidencia registrada en la última década. Un dato que difiere en función del tipo de contingencia y de la entidad gestora: las mutuas o el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS).
A pesar de los continuos esfuerzos por conseguir igualdad laboral, el 69% de las mujeres españolas cree que los dolores asociados al ciclo menstrual están estigmatizados en el entorno del trabajo. Así lo recoge la I Encuesta sobre Menstruación y Entorno Laboral que se ha lanzado con el objetivo de brindar información sobre el ciclo menstrual y cómo las españolas perciben la posibilidad de acogerse a una baja temporal médica asociada a la menstruación o ‘baja menstrual’.
Aterrizaron en nuestro país hace unos años, pero no es hasta 2019 cuando vemos su verdadero auge. Llegados para ser una solución a la movilidad y para reducir la contaminación, este tipo de vehículos han supuesto un cambio en los hábitos de desplazamiento y esto se ha traducido también en las estadísticas de accidentes de tráfico, convirtiéndose en el cuarto tipo de vehículo con más accidentes laborales de tráfico con baja.
El paciente que la sufre necesita una media de 14,6 días de baja al año, lo que implica un coste de 12.900€. La productividad laboral de estos pacientes se ve condicionada por la luz, el ruido o los turnos laborales, entre otros factores. El neurólogo es el profesional de referencia para su tratamiento.
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