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No sé qué tipo de virus es el que se ha inoculado a la sociedad española y menos aún en qué laboratorio se ha podido fraguar, pero lo que no cabe duda es que está causando estragos en nuestro equilibrio emocional e incluso social. A la incapacidad manifiesta de nuestros dirigentes políticos para dialogar y llegar a acuerdos, se une una batalla ideológica que está fracturando peligrosamente nuestra sociedad, provocando una profunda sima entre los españoles.
Hasta donde hemos podido saber, Olga Carmona, la joven futbolista que metió el gol de España en los mundiales de Australia, no es gitana. Pues muy bien. ¡Claro que nos hubiera gustado que hubiera sido una gitanita la autora, junto a sus compañeras del triunfo de España, pero igualmente lo celebramos! ¡Viva España y viva la selección de mujeres futbolistas que tan alta gloria deportiva ha dado a nuestro país!
Tal como han ocurrido los hechos me voy a permitir empezar este artículo en espinela. Con las espadas en alto/oyendo las algaradas/que tañen gentes malvadas,/vive con gran sobresalto/ el pueblo color cobalto,/ y en espera de saber/la largueza del poder/ el hecho que tanto daña,/ a las persona extrañas/ nos turba su acontecer.
Todos en nuestra adolescencia hemos conocido a alguien que se había contagiado del virus de Epstein-Barr, popularmente conocido como la enfermedad del beso. Y parece que nada ha cambiado desde entonces, ya que un análisis realizado con motivo del Día Internacional del Beso por Cegedim Health Data España confirma que los adolescentes entre 15 y 19 lideran el ranking, en cuanto a diagnósticos, de esta enfermedad infecciosa.
El adiós, indefinido, el adiós roto. Y mil besos al aire...
El beso, de tu último adiós, de tu hola tardío.
Se acabó la sesión, dulce adiós a mis versos torcidos, sentencia de tus besos muertos.
Con permiso, te doy mil caricias, te doy mil besos.
Tu último beso, tu última caricia.
Ayer, hoy, pasado, de nuestra última caricia, de nuestra última conversación muerta. Ayer, hoy, pasado, de nuestro viejo diario, hoy candado roto oxidado.
De la frescura de tu beso, del borrado de la amargura de tu viejo adiós.
De la vieja madera, de un viejo beso tuyo. De las amapolas, de tus bellas palabras.
En el Día Internacional del Beso, que se celebra cada 13 de abril, recordamos esta costumbre intrínseca en la vida de los españoles y que hoy en día, ante este nuevo contexto, se ha visto transformada, pero nunca olvidada, de hecho, cada vez la valoramos y añoramos más. De acuerdo al estudio, el 67% afirma que ahora disfruta más los besos que antes de la pandemia y un 71% asegura que echa mucho de menos saludar con dos besos a la gente.
Un beso grande cariño, que mi disimulo es nulo, el de todos los días, no uno a uno porque te quiero. Un beso cariño del cielo, besos en la sombra de la noche, torcidas las ramas de los arbustos y un beso sincero en la mejilla. Enamorados los condenados, a escondidas se ven, se encontraron un día en penumbra y no se traicionarán por amor... un beso cariñoso, eterno, humilde, fraterno y discreto. Un beso con sabor a sol, a compañía. Pero un beso que no fue.
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