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Esta dramatización orquestada por la izquierda demócrata es una patraña. La frase, de Guy Sorman en ABC, retrata una realidad que aparece con la victoria de Donald Trump en las elecciones de EE. UU. Al aviso de patraña le falta una advertencia. El economista y filósofo francés ha unido el término ‘demócrata’, sustantivo o adjetivo, a una izquierda que, a la vista está, no profesa la democracia y la ensucia cuando puede.
El holgado triunfo de los republicanos en las dos cámaras del Congreso y en la presidencia de EEUU es algo que ha sorprendido a muchos, pues ha contradicho a todas las encuestas previas. Más que una victoria de Donald Trump por sus propios méritos, lo que hemos experimentado es un colapso de la dupla presidencial Joe Biden-Kamala Harris.
La Convención Nacional Demócrata que se realizó este año en la ciudad de Chicago ha sido un evento de cuatro días de duración destinado a propulsar la candidatura presidencial de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris. Muchos de los delegados presentes en la convención, provenientes de todo el espectro de la llamada “gran carpa” del Partido Demócrata, apoyan un alto el fuego en Gaza.
Aunque en todo hay ideología, hay que intentar liberarse de ella a ratos. Un mundo en el que hay que escoger entre A y B significa que de antemano se ha excluido a C (posible antítesis de A y de B. ¿Cómo un socialista consecuente, por ejemplo, va a estar a favor de la política de Biden?) y lo que siga. En realidad, difícilmente podremos estar a favor de A o de B cuando sabemos que sus programas son intercambiables según (les) convenga.
El gobernador Greg Abbott convocó una sesión legislativa especial, con la intención de aprobar una draconiana ley que restringe la participación electoral en el estado. Quienes se oponen a la ley han denominado a esta sesión legislativa especial como la “sesión de la restricción [electoral]”.
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