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Vivimos tiempos de comodidad mediática, de poca educación innovadora de las redes sociales digitales, de nuevos espacios donde circulan malas narrativas que confunden a la ciudadanía. La “representación” de las redes sociales emergentes la considero comunicación engañosa, y a veces fraudulenta: es conocimiento falsario que se apropia de la realidad.
Las guerras y sus extremismos ya no se pueden borrar de la historia, pero el esfuerzo en común de un país puede reconvertir la memoria y hacer de la misma una herramienta correctora de los deshechos heredados. Al igual que lo cauces de los ríos no desparecen, la historia siempre intentará recorrer los mismos caminos que la llevaron a la prosperidad en convivencia.
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