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Cuando la mitad de la sociedad se hunde en la pobreza y la indigencia, sospecha de todo aquello que no sea resultado de las “ciencias duras” y considera que la cultura es una suerte de adorno suntuario (por atrevido y molesto), señoras y señoritas, algunas afeadas por el bisturí y otras benditas en su rostro y cuerpo por naturaleza, imitan, repiten tonteras y hasta se dan aires de experimentada sapiencia.
“Damos gracias a las grietas para que entre la luz”, lo ha dicho Leonard Cohen, cantante y poeta, refiriéndose a su estancia en el monasterio Mount Bodly Zen Center, en donde se sometió a una durísima disciplina que le ayudo a salir de la esclavitud de los excesos de alcohol y sexo.
¿Qué serías capaz de hacer por un like? ¿Comprar bots? ¿Posar semi-desnudo/a? ¿Mentir? Los likes se han convertido en una especie de “examen” en las redes sociales: necesitamos aprobación, gustar, ser virales… Según un estudio de The Social Media Family, cada día hay más de 4.000 millones de likes en Instagram, el doble de los usuarios activos que tiene la plataforma a nivel mundial. Pero, ¿qué hay tras esas cifras? ¿Qué se esconde detrás de un “me gusta”?
Hemos estado los últimos meses preparándonos trabajando duro para lucir palmito. El verano ya está aquí y, tras semanas de entrenamiento y estricta dieta, ahora toca disfrutar de los días de playa, chiringuito y tumbona. Pero cuidado que, por todos es conocido, que las vacaciones vienen acompañadas de algún que otro exceso, que se puede convertir en unos kilos de más cuando volvamos a la báscula.
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