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Viktor Chovka es un periodista de la cadena de radio y televisión “TV21 Ungar en Uzhhorod, Ucrania,” quien ha confirmado, en una entrevista que le han hecho en Radio Romanó de Suecia, que los gitanos enrolados en el ejército ucraniano están luchando contra los ocupantes rusos. Él mismo manifestó que acababa de regresar de Inglaterra para unirse a su familia.
Eslovaquia es un pequeño país de 49.000 km. cuadrados, es decir, la mitad de la superficie que tiene Castilla y León. Su población no alcanza los cinco millones y medio de habitantes, y su accidentada historia es un ejemplo de la firmeza con que sus naturales han querido ser siempre lo que son.
Estoy maldiciendo al año 2021 que por fin desaparece y lo hago en kaló, el lenguaje que hablan los gitanos y las gitanas españoles, y que es la forma de hablar que yo aprendí en mi casa de Puerto Real desde que tengo uso de razón. Y ruego a los jóvenes gitanos que están haciendo un gran esfuerzo por recuperar nuestro viejo idioma que no se enfaden conmigo por usar la forma tradicional con que nuestros padres han hablado durante muchísimos años.
Sé muy bien que este titular puede causar una cierta repulsa porque puede parecer sensacionalista. Y tal vez lo sea, pero créanme, no encuentro mejor manera para denunciar este dramático suceso. La gitanita, ¡ocho años, no se olvide!, estuvo agonizando durante más de 20 minutos porque la pesada puerta metálica le aplastó la columna vertebral. Murió de asfixia y hemorragia interna. Hasta aquí la noticia.
Se celebra el aniversario del reconocimiento por parte de la UNESCO del “Flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad” y es obligado que plasme en un par de folios lo que ese hecho me inspira. Intencionadamente he titulado este comentario atribuyéndole a Barcelona el papel indiscutible que le corresponde como plataforma de lanzamiento y divulgación de este arte tan singular.
Últimamente se están produciendo en nuestro país reclusiones en centros de acogida de niños y niñas gitanos ordenados por las autoridades del lugar. Yo mismo he tenido que intervenir ante los responsables de alguna Dirección General de la Infancia para reclamar la entrega de sus hijos a padres desconsolados que han visto como la policía, cumpliendo órdenes de funcionarios con alma de piedra, han cogido a los niños y se los han llevado a alguna institución de acogida.
El 26 de mayo de 2009 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó al Gobierno español a pagar a María Luisa, “La Nena”, la pensión de viudedad que le correspondía y que la Seguridad Social le negaba porque, según ellos, la “boda gitana” no es un verdadero matrimonio. Ese juicio lo ganamos a pesar de que los tribunales españoles se empeñaron en darle la razón al Gobierno de España.
Casi todo el mundo está dispuesto a aceptar que los gitanos podíamos haber abandonado la India en torno al año 1000 y que bajo el imperio de Mahmud de Ganzi, nuestros antepasados se desplazaron desde la India a Pakistán, Irán, Afganistán y Turquía. De ahí cruzaron hacia los Balcanes en el siglo XIV, llegando a Rumanía, Serbia y Bulgaria. De Grecia todo el mundo tiene constancia escrita de nuestra presencia en el año 1302.
Durante más de 30 años, los primeros de su existencia formal, la Unión Romaní se ha distinguido por ser impulsora de que los gitanos y las gitanas fueran los artífices de su propio destino y administradores de su libertad. Durante muchos años, casi toda la acción social dedicada a nuestro pueblo había estado en las manos de organizaciones religiosas.
Este país no puede ver manchado su nombre por el comportamiento irracional y asesino de unos policías ciegos de odio y de venganza. Es un gran país donde los diferentes grupos — Kaló, Rom y Sinti — han contribuido con eficacia a su desarrollo y puede presumir con orgullo de haber sido el primer país del mundo cuya principal autoridad ha sido ejercida por un gitano: Juscelino Kubitschek de Oliveira, un médico de origen muy humilde.
Confieso que nunca me hubiera imaginado que José Luis Ábalos o Iván Redondo pudieran quedar fuera, aunque la verdadera sorpresa la recibí cuando supe que Carmen Calvo también sería despojada de su cargo. De los dos primeros no tengo nada que decir. Sin embargo, que Carmen Calvo no siga ocupando el puesto de tan alta responsabilidad como el que tenía no alcanzo a entenderlo.
No hace falta haber estudiado Derecho para saber que estamos ante un asesinato en el que concurren, entre otras, las circunstancias de alevosía que contempla el artículo 139 del Código Penal. Si el agente tuviera que ser juzgado en España cabría añadirle a la acusación que su delito se vería agravado por haber actuado por motivos discriminatorios: raza, sexo, ideología, minusvalía, etc.
La Unión Romaní, pionera en España de las organizaciones genuinamente gitanas, jamás ha dicho que lo que defiende lo hace en nombre de los gitanos españoles, porque eso demostraría un afán de legitimación del que carecemos. Los gitanos y las gitanas de España nunca han tenido la oportunidad de votar democráticamente a sus representantes ante la sociedad.
Me atrevo a redactar estas líneas cuando parece que se han calmado los ánimos tras las pasadas elecciones madrileñas y cuando estamos a punto de entrar en un nuevo espacio de libertad tras haber dejado atrás el Estado de Alarma. Y mire usted por dónde me ha salido espontáneamente la palabra “libertad” que es el término al que pienso dedicar mi comentario.
En julio de 2003 se reunieron en Budapest importantes personalidades de la vida política e intelectual de Europa con el fin de estudiar la realidad de la comunidad gitana europea. Allí estuvieron representados no solo las Naciones Unidas o la Unión Europea sino altos mandatarios del centro y del Este de Europa, entre ellos cinco primeros ministros. Para ellos la transterritorialidad del pueblo gitano era una realidad evidente y como tal fuimos tratados.
La palabra que mejor define al Pueblo Gitano a lo largo del tiempo, el espacio y las circunstancias es resistencia. En el libro se muestran algunas de estas resistencias: historias y biografías de resistencias desde la música, la literatura, las bellas artes, el cine o el feminismo gitano que destacan la importancia de su acervo histórico.
Pero este año mi felicitación no puede ser como la de años anteriores. La sociedad española y, por supuesto, la de todo el mundo está para muy pocas fiestas. Y nosotros, los gitanos y las gitanas, mucho menos.
El reinado de Enrique IV fue muy alborotado por causa de los conflictos sucesorios, el enfrentamiento entre los nobles y la propia guerra civil de sucesión castellana, pero nada fue suficiente para impedir que el Rey diera su más contundente testimonio de su afecto por Don Miguel Lucas de Iranzo.
Pero no, hablaban en rromanó. Hombres y mujeres cuyas familias habían vivido separados y perseguidos durante siglos. Pero habían conservado las costumbres y tradiciones comunes siendo su principal tesoro la vieja lengua con la que salieron de la lejana India nuestros más remotos antepasados.
Comprenderán que este no es el momento de valorar su aportación al flamenco. Eso ya lo han hecho muchos comentaristas. Hoy quiero poner de manifiesto que Vicente Castro Jiménez, Parrita, fue un fiel seguidor de su estirpe flamenca, genuinamente gitana, que siguió las huellas de su hermano mayor “El Peti”, ganador del prestigioso Festival del Cante de las Minas.
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