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Confieso que nunca me hubiera imaginado que José Luis Ábalos o Iván Redondo pudieran quedar fuera, aunque la verdadera sorpresa la recibí cuando supe que Carmen Calvo también sería despojada de su cargo. De los dos primeros no tengo nada que decir. Sin embargo, que Carmen Calvo no siga ocupando el puesto de tan alta responsabilidad como el que tenía no alcanzo a entenderlo.
No hace falta haber estudiado Derecho para saber que estamos ante un asesinato en el que concurren, entre otras, las circunstancias de alevosía que contempla el artículo 139 del Código Penal. Si el agente tuviera que ser juzgado en España cabría añadirle a la acusación que su delito se vería agravado por haber actuado por motivos discriminatorios: raza, sexo, ideología, minusvalía, etc.
La Unión Romaní, pionera en España de las organizaciones genuinamente gitanas, jamás ha dicho que lo que defiende lo hace en nombre de los gitanos españoles, porque eso demostraría un afán de legitimación del que carecemos. Los gitanos y las gitanas de España nunca han tenido la oportunidad de votar democráticamente a sus representantes ante la sociedad.
Me atrevo a redactar estas líneas cuando parece que se han calmado los ánimos tras las pasadas elecciones madrileñas y cuando estamos a punto de entrar en un nuevo espacio de libertad tras haber dejado atrás el Estado de Alarma. Y mire usted por dónde me ha salido espontáneamente la palabra “libertad” que es el término al que pienso dedicar mi comentario.
En julio de 2003 se reunieron en Budapest importantes personalidades de la vida política e intelectual de Europa con el fin de estudiar la realidad de la comunidad gitana europea. Allí estuvieron representados no solo las Naciones Unidas o la Unión Europea sino altos mandatarios del centro y del Este de Europa, entre ellos cinco primeros ministros. Para ellos la transterritorialidad del pueblo gitano era una realidad evidente y como tal fuimos tratados.
La palabra que mejor define al Pueblo Gitano a lo largo del tiempo, el espacio y las circunstancias es resistencia. En el libro se muestran algunas de estas resistencias: historias y biografías de resistencias desde la música, la literatura, las bellas artes, el cine o el feminismo gitano que destacan la importancia de su acervo histórico.
Pero este año mi felicitación no puede ser como la de años anteriores. La sociedad española y, por supuesto, la de todo el mundo está para muy pocas fiestas. Y nosotros, los gitanos y las gitanas, mucho menos.
El reinado de Enrique IV fue muy alborotado por causa de los conflictos sucesorios, el enfrentamiento entre los nobles y la propia guerra civil de sucesión castellana, pero nada fue suficiente para impedir que el Rey diera su más contundente testimonio de su afecto por Don Miguel Lucas de Iranzo.
Pero no, hablaban en rromanó. Hombres y mujeres cuyas familias habían vivido separados y perseguidos durante siglos. Pero habían conservado las costumbres y tradiciones comunes siendo su principal tesoro la vieja lengua con la que salieron de la lejana India nuestros más remotos antepasados.
Comprenderán que este no es el momento de valorar su aportación al flamenco. Eso ya lo han hecho muchos comentaristas. Hoy quiero poner de manifiesto que Vicente Castro Jiménez, Parrita, fue un fiel seguidor de su estirpe flamenca, genuinamente gitana, que siguió las huellas de su hermano mayor “El Peti”, ganador del prestigioso Festival del Cante de las Minas.
Este mediodía he visto el Telediario de las tres de la tarde mientras almorzaba en mi casa y poco ha faltado para que se me atragantara un trozo del muslito de pollo que en aquel momento me llevaba a la boca. Ana Blanco iba encadenando las noticias hasta que llegó el capítulo de los sucesos relacionados con el tráfico. En una de las carreteras españolas, concretamente en la que atraviesa el municipio de El Álamo, en Madrid.
Yo mismo debo confesar que en mi despertar al activismo político, desde el sentimiento consciente de mi pertenencia a una clase situada en el extremo más bajo del bienestar, pensé que los andaluces debíamos imitar a los catalanes que nos llamaban charnegos para que nunca ningún andaluz tuviera que salir de su tierra a ganarse la vida fuera de su casa y de su entorno natural.Y con ese sentimiento y ese fuego interior de querer cambiar lo que me parecía tan injusto, volví a Andalucía desde la Cataluña que me había llevado al Congreso de los Diputados para ser participante en la redacción de la Constitución Española.
“El libro en conjunto, aunque se llama gitano, es el poema de Andalucía, y lo llamo gitano porque el gitano es lo más elevado, lo más profundo, más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y universal”.¡¡Bendito sea Dios y bendita sea la memoria de Federico García Lorca!!Edad de Plata de la cultura española El Romancero Gitano tal vez sea la obra más importante de la producción poética del autor.
Fue Edmund Burke quien en su discurso de apertura de la Cámara de los Comunes en 1787, dijo, señalando a los tres poderes presentes en la Cámara ―los Lores Espirituales (representantes de la iglesia), los Lores Temporales (la nobleza) y los Comunes (los políticos) ― que allí había un cuarto poder, el de los periodistas sentados en la tribuna de la prensa.Pero, no se engañen, los periodistas somos el primer poder Efectivamente, lo somos.
Si hace años solía decirse que lo que no aparecía en los libros no merecía crédito, hoy en día puede afirmarse que el horizonte cognitivo de la mayoría de los ciudadanos se encuentra determinado, casi por completo, por el contenido de los medios de comunicación.
QUE: Casualmente, hice el viaje, con donIgnacio Sola Barleycorn, Director General para la Igualdad de Trato y Diversidad del Ministerio de la Presidencia, quien fue conocedor de esta rocambolesca peripecia.Una obligada consideración Quiero felicitar a los funcionarios de Hacienda adscritos al Ministerio de Sanidad que son los encargados de controlar que el dinero público se gasta realmente en aquello para lo que ha sido concedido.
La persecución contra los gitanos en Italia está alcanzando niveles de una gravedad inusitada. Tal vez no sea exagerado decir que nuestros hermanos en aquel hermoso país están atravesando por un periodo de violencia e ignominia muy similar al que sufrieron nuestros antepasados en los años 30 del siglo pasado en Alemania.
Quienes hemos conocido lo que es vivir en un régimen donde la libertad estaba secuestrada, donde los gobernantes ejercían todos los poderes y los ciudadanos no tenían más alternativa que la de obedecer sin rechistar o la represión, debemos valorar la suerte que han tenido las nuevas generaciones de nacer en el seno de una sociedad que ha sabido distinguir la abismal diferencia que existe entre ser “súbditos” o “ciudadanos”.
Corría el mes de abril de 1971. El general Franco seguía vivo. Aún tenían que pasar casi cinco años para que abandonara este mundo y su cuerpo fuera llevado al Valle de los Caídos.
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