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Hay quien se pregunta, cómo es posible que, a veces, el personaje central de la política de un país goce de escasa aceptación popular, según suelen decir los medios que no le son afines, y luego se le vote por un considerable número de ciudadanos, e incluso, sin contar con mayoría absoluta. Cuando concurren estas circunstancias, algunos consideran que se trata de todo un enigma político.
No, es razonable maquinar para planificar anarquías callejeras para conducir a una guerra bélica e inestabilidad social. Eso no es justo, pues, los pueblos -personas-, no quieren guerras de ningún tipo, la inmensa mayoría de mayorías busca paz, trabajo, justicia social, bienestar común, desarrollo, y sobre todo, que los gobernantes de turno les apoyen en la medida de sus posibilidades gubernamentales.
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