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Los historiadores objetivos, cuando lo que quieren es que las realidades queden grabadas para conocimiento de las futuras generaciones, no mienten, ni inventan, ni interpretan realidades, simplemente describen lo que ven, lo que las generaciones dejaron escrito..., nunca “pasan página” para quedar bien.
No cuenta como memoria, en sentido estricto, y a juicio de quien suscribe, la ciencia historiográfica, pues se trata de una reconstrucción intelectual de los hechos y procesos del pasado. Y aunque una y la otra, memoria e historiografía, sean conceptos más análogos que unívocos, alcanzamos a diferenciarlas, al menos si partimos de las acepciones utilizadas en relación con lo que aquí tratamos.
León se convertirá, del 23 al 26 de mayo, en la capital del patrimonio cultural de España. Cerca de un centenar de expertos de nuestro país y de otros países del mundo, pertenecientes a una treintena de asociaciones culturales, acudirán al 43 Foro de Asociaciones y Gestores Culturales organizado por la asociación Hispania Nostra. El encuentro tendrá lugar en el palacio Conde Luna y la sede de la Fundación Sierra Pambley. En el programa, se han incluido visitas guiadas.
En su Historia de España, Juan de Mariana empieza subrayando: “No me atreví a pasar más adelante, y relatar las cosas más modernas, por no lastimar a algunos si se decía la verdad, ni faltar al deber si la disimulaba”. Hubo tiempos en los que la distancia cronológica a los hechos estudiados fue un elemento de disputa en la argumentación sobre la cientificidad historiográfica.
A España le han colgado varios sambenitos los países que no han soportado su grandeza, como Inglaterra, Holanda, Francia, EE. UU, y alguno más que ande por ahí suelto. Posiblemente, uno de los más injustificados sea la execrable Leyenda Negra que precisamente iniciaron españoles renegados, como Antonio Pérez, Reginaldo González Montañés, Bartolomé de las Casas..., no faltando el felón traidor Guillermo de Orange, que incumplió su juramento de vasallaje a Felipe II.
Está demostrado que cumplir nuestros sueños nos acerca a nuestra esencia, nos hace personas auténticas, más saludables y más libres. También como lo menciona en su frase William Hazlitt,“cuanto más hacemos más podemos hacer".
Estos días la serpiente sibilina, rastrera, hipócrita, simuladora quiere olvidarse de que en el año 1977 y siguientes los españoles decidieron hacer una España nueva, próspera, sin odios. Nadie, en ese momento, olvidó nada de lo pasado. Nadie, en esos años, quiso mirar para atrás y convertirse en “estatua de sal”. Nadie, supervivientes de tanto “sin sentido”, quería volver a las contiendas partidistas. Nadie, quería un futuro para los suyos como herencia de futuro.
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