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Aquel fue uno de esos momentos que cambiaron la historia, al menos la de Alemania y quizá la de toda Europa. Era el último día de la primavera de 1948 y Ludwig Erhard se la jugaba en ese instante a cara o cruz. Mientras le caía una bronca monumental a grito pelado por parte de Lucius Clay, Comandante General de los EE.UU y máximo responsable de la ocupación aliada en Alemania, él no paraba de moverse de un lado a otro de aquella vetusta sala polvorienta y plagada de libros.
Más allá de sus gestualidades extravagantes, asertivas y enjundiosas, Javier Milei es un presidente vacilante. Teóricamente vacilante y peligrosamente confuso. No nos interesa detenernos en los aspectos singulares de su personalidad ni en la relación que consiguió con una masa variopinta que lo vota y (hasta ahora) lo sostiene.
Javier Milei ha debutado como el nuevo presidente argentino. Dentro de sus invitados estuvieron los mandatarios de todos sus países vecinos (Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay), excepto Brasil, con quien ha amenazado con romper muchos acuerdos (en cambio, sí vino una delegación del expresidente brasilero Jair Bolsonaro). También asistieron presidentes de derecha de la región (como los de Ecuador o El Salvador).
La irrupción rotunda y disruptiva de Javier Milei a la presidencia argentina ha habilitado un sinfín de calificativos sobre su ideología, caracterizada de las maneras más desmañadas e imprecisas que puedan imaginarse. Desde neofascismo, a “noemenemismo”, desde ser asumido como un 'déjà vu' de los 90, hasta un anuncio de la reedición de los parámetros políticos de Martínez de Hoz durante la última dictadura cívica militar que devastó al país.
Hace apenas tres años era solo un deslenguado economista que se hacía hueco a base de virales en la red. Hoy es el presidente electo de Argentina. Javier Milei tiene ante sí un doble reto fabuloso; por un lado, reconstruir la destrozada economía de su país; por otro, confrontar el liberalismo ante otras ideologías dominantes hoy en el mundo.
A un siglo de que la revolución anarquista argentina que fue sofocada en sangre, en ese mismo país asumirá la presidencia, por primera vez en el mundo, alguien que se reclama de una variante del anarquismo. Todas las insurgencias anarquistas de antes acabaron en violentas derrotas (Francia 1871, Rusia 19178-21, España 1936-39, etc.) y fracasaron al querer anular de un solo golpe a las clases y Estados para dar paso a una sociedad igualitaria comunista.
El miedo no puede ser caracterizado como una sensación que avanza solamente sobre gente pusilánime o medrosa. La historia de la humanidad, por el contrario, es capaz de mostrarnos un hilo conductor donde el miedo se expresa en función de ciertos elementos de control social y disciplinamiento que perturban la vida de los habitantes del planeta y articulan las distintas formas de organización social.
La irrupción en la escena política argentina del anarquista de derechas Javier Milei permite comprobar con toda claridad lo que de verdad hay detrás de esta oleada global de nuevos líderes que se presentan a sí mismos como paladines de la libertad.
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