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A diferencia del maltrato físico, no deja marcas visibles en el cuerpo, pero puede generar heridas profundas en la mente y el espíritu. Muchas personas no identifican ciertos comportamientos como abuso, ya sea porque los han normalizado o porque han crecido en entornos donde este tipo de actitudes eran comunes. Sin embargo, las consecuencias pueden ser devastadoras y dejar secuelas de por vida.
Quiero hablar de un libro que me ha gustado mucho: El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana, de Marie-France Hirigoyen. Es un tema que nos interpela a todos en sus diversas facetas: familiar, profesional, amistades, el ámbito social, e incluso en las nuevas tecnologías y redes sociales, donde también se manifiestan formas sutiles de violencia psicológica.
Agotada,
por tus gritos,
por tu falta de cariño.
Agotada,
por tus injustos insultos,
por la falta de tus besos.
¡Basta! ¡Basta! ¡Basta!
Cuando decimos que alguien nos maltrata solemos estar haciendo referencia a algo físico. Pero lo cierto es que hay otro tipo de maltrato que pasa más desapercibido y es más sutil: el psicológico.
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