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Una de las cosas que más me ha gustado de esta novela y que fue lo que me llamó para hacerme con el libro físico fue su portada, con esa espeluznante imagen a la vez que bella, de una joven tendida en mitad de una zona rocosa en posición fetal. La chica es pura luz en medio de un infierno oscuro, rodeada de pintura roja que representa el fuego.
La reciente novela de Arturo Pérez-Reverte, ‘El problema final’, publicada por Alfaguara, significa una nueva incursión en el género policiaco por parte del escritor cartagenero. Digo nueva porque no es la primera. Ya lo hizo con anterioridad en ‘La tabla de Flandes’, ‘El asedio’, aunque con matices por el trasfondo histórico en que se enmarca, o en el mismo ‘El Club Dumas’.
‘Amores que matan’ es la segunda entrega de la tetralogía policiaca que Elia Barceló comenzó a publicar en 2022. Como ella misma dice, su manera de entender el género negro es mediterránea, llena de flores y luz, bien alejada de las tinieblas confusas que envuelven las novelas negras nórdicas. En ‘Amores que matan’, editada por Roca Editorial, la muerte llega en verano, cuando un reputadísimo experto en arte es asesinado en el pasillo de un hotel.
Este trabajo ofrece una amplia diversidad de tramas que se van sucediendo en el laberinto de una Barcelona sorprendente, reinventada, que lleva al lector a vivir como prestamista espantado. En el principio de esta novela policiaca, como en miles de historias dentro de la trama de la novela negra, aparece un cadáver.
La trama va avanzando en zigzag, esto es, alternadamente, se suceden los capítulos en los que uno de los dos protagonistas marca la impronta, porque, sí, dos son los protagonistas, y dos son las historias que hacia el final acabarán confluyendo al estar impulsadas por el mismo combustible, si bien con propósitos antitéticos, ya que Cifu y Guti encarnan respectivamente el paradigma de la salvaguarda y transgresión de la ley.
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