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Actualmente, la ciencia reconoce que la actitud influye profundamente en nuestra salud. Una persona que afronta la vida con alegría y optimismo no solo es capaz de emprender cosas grandes, sino que también irradia seguridad y bienestar, lo que repercute favorablemente en su salud.
En este día dedicado a san José obrero, podemos ver que es modelo para nosotros… ¿como reacciona ante la “duda” de que su esposa María esperaba un hijo? Nos dice escuetamente el Evangelio: “María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto".
Por primera vez, y sin que sirva de precedente, la redacto un viernes. La cosa no tendría importancia si esta demora hubiera sido motivada por un viaje o cualquier circunstancia inoportuna. Lo que me ha impedido dedicar el tiempo suficiente a la elaboración de estas reflexiones ha sido el maldito papeleo.
Continuamente hay un motivo para vivir en la espera de algo o de alguien, lo que significa examinarnos por dentro y cultivar la paciencia. Lo importante es no desfallecer y afanarse por avanzar en el reconocimiento de uno mismo, con la clemencia necesaria y el tesón permanente. Seguramente, entonces, hallaremos ese hálito reconciliador que hoy el mundo nos requiere.
Otro mundo ha de ser posible. Hay que gestarlo. En esta empresa hemos de estar todos, trabajando a destajo si es preciso. Justamente; cada vida, por muy minúscula que nos parezca, ha de contribuir a mejorar el ambiente. Despojémonos de esa enemistad. Tenemos que entendernos, armonizarnos, comprendernos, revivirnos unos en otros, y cada cual debe ser parte de la existencia del otro.
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