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Da la impresión de que los gobiernos ribereños implicados, permanecen indiferentes ante los sucesivos naufragios de barcos repletos de inmigrantes, que dejan una triste estela de ahogados y desaparecidos. El último drama al que, al parecer, hemos asistido imperturbables, ha sido el naufragio de un barco en el mar Jónico cercano a las costas de Grecia.
Cuerpos de migrantes ahogados siguen apareciendo en las playas mediterráneas de Crotone, en el sur de Italia. La embarcación de madera que transportaba a este grupo de migrantes se estrelló contra las rocas frente a las costas de esa ciudad turística calabresa y convirtió a sus playas “en un cementerio”, según lo describió una persona del lugar. El número de muertes ascendió a 67 este miércoles y hasta el momento se han contabilizado 80 personas sobrevivientes.
Tras el naufragio que costó la vida de al menos 64 personas, el domingo 26 en el sur de Italia, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, pidió a la comunidad internacional que se establezcan rutas seguras y legales para los migrantes y refugiados. “Todas las personas que buscan una vida mejor merecen seguridad y dignidad”, declaró el titular de la ONU.
Tenemos que saber distinguir perfectamente las dos principales motivaciones que hacen llegar a un país esa riada de foráneos. Se trata de los que vienen por diversión y los que vienen buscando un trabajo que les permita disfrutar de una vida mejor.
Pudimos participar de la celebración de un magno Vía-Crucis por las calles de Málaga. Los cristianos llevamos desde siempre realizando este acto de culto, en el que se recuerdan los momentos más importantes de la Pasión de Jesús desde la Oración en el Huerto hasta el Descendimiento del Señor. Todo ello a lo largo de catorce lecturas evangélicas denominadas Estaciones.
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