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Durante el verano, el consumo de productos frescos como frutas y verduras es mayor. Sin embargo, en invierno estos hábitos se ven mermados y sustituidos por otro tipo de productos estacionales. En este sentido, las fluctuaciones en el consumo de diferentes alimentos entre estaciones pueden dar lugar a cambios en la composición de la microbiota, es decir, de las bacterias presentes en el intestino, y producir efectos adversos en la digestión y la inmunidad.
Según el Informe Pharmalive sobre tendencias en las oficinas de farmacia españolas elaborado por Alliance Healthcare, la demanda de productos relacionados con los probióticos ha aumentado casi en un 10% durante el mes de julio en comparación con el mismo período del año anterior.
Precisamente en modalidades que requieren mucho rendimiento, las sustancias activas perfectamente armonizadas pueden activar reservas energéticas y aportar un rendimiento máximo, al mismo tiempo que protegen el cuerpo de radicales libres.
La intolerancia a la lactosa es un trastorno relativamente frecuente: quienes lo padecen tienen dificultades para que su organismo asimile la lactosa, un compuesto azucarado específico de la leche y sus derivados. Las consecuencias son el padecimiento de diversos síntomas de malestar gastrointestinal, en ocasiones tan graves que pueden llegar a impedir que los afectados lleven una vida normal.
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