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En muchos de mis artículos y libros he mostrado que la independencia de los bancos centrales que estos reclaman como algo fundamental para las economías es un mito. O, mejor dicho, un fraude que nos cuesta mucho dinero a los contribuyentes. Hoy voy a poner un nuevo y reciente ejemplo que lo demuestra.
Con un mercado laboral estadounidense sorprendentemente saludable y un crecimiento económico sólido, el riesgo de un retorno de la inflación está infravalorado y en aumento. Los factores que contribuyen a esta opinión son el rendimiento de los bonos a 10 años, el aplazamiento de los recortes de tipos por parte de la Reserva Federal y el hecho de que el dólar estadounidense sea la divisa más rentable del año.
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