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La muerte produce, temor y dolor, más si es de un ser querido. Pilar Rocher prefiere hablar de respeto, cariño y desdramatización de la muerte, son los momentos abonados para el arte y la mejor manera de rendir tributo a los que ya no están es verlos cada día. Pilar ha propuesto, el ‘Sleepart’, generar arte, cuadros, con las cenizas de esos seres queridos.
Corre por Internet un relato: la vida es como un viaje en tren. Cuando nacemos y subimos al tren, encontramos dos personas queridas que nos harán conocer el viaje hasta el fin: nuestros padres. Lamentablemente, ellos en alguna estación se bajarán para no volver a subir más. Pero, a pesar de esto, nuestro viaje debe continuar; conoceremos otras interesantes personas, durante la larga travesía, subirán nuestros hermanos, amigos y amores.
Según los últimos estudios, cerca del 10% de la población, al enfrentarse a la muerte como familiar o como paciente, sufre un duelo patológico o complicado. Y es que el tránsito desde la vida y el despedirse de un ser querido es uno de los momentos más duros del ser humano.
Que la vida diariamente está llena de muertos no es nada nuevo para el mundo especial de algunos amigos, tampoco para nadie; nacemos y ya estamos viéndonos morir, es la ley de vida y de la muerte. Lo que sucede es que hay muertos y muertos. Difuntos inoportunos y otros que duelen.
La pandemia que estamos sufriendo es un hecho histórico, algunos de los más pequeños posiblemente recordarán en un futuro como parte afectada y no deberían de olvidar. Recordarán que estábamos confinados, algunos aplaudían a todos los que han luchaban directamente contra el COVID-19, se expusieron contagiándose e incluso falleciendo, otros sufriendo estrés y depresiones, como los médicos, sanitarios, celadores, auxiliares de limpieza o cocina en Hospitales.
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