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Díaz, Eyenga y Nedovic sostuvieron a sus compañeros, al tiempo que el Real Madrid se atascó dando la mano al descanso: 38-34.
La explicación también se encontró en el descenso de revoluciones del Real Madrid: pasó de bordar el baloncesto sustentado en Llull a administrar energías apoyándose en las rentas.
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