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Esta dramatización orquestada por la izquierda demócrata es una patraña. La frase, de Guy Sorman en ABC, retrata una realidad que aparece con la victoria de Donald Trump en las elecciones de EE. UU. Al aviso de patraña le falta una advertencia. El economista y filósofo francés ha unido el término ‘demócrata’, sustantivo o adjetivo, a una izquierda que, a la vista está, no profesa la democracia y la ensucia cuando puede.
Dice la doctrina capitalista que solo hay un dios, y este es el dinero. A unos les toca engrandecer el material de culto y a otros, en su calidad de fieles, cumplir con aquello de consumir, consumir y consumir. Del cumplimiento de este mandato ha sido encargada la política, en cuanto que dispone de las claves para el ejercicio del poder en el terreno real.
La democracia es un pilar fundamental en la sociedad moderna, y su esencia radica en la participación activa de los ciudadanos en la toma de decisiones. En España, como en muchos otros países, el sistema político ha evolucionado a lo largo del tiempo, y actualmente, se enfrenta a desafíos que requieren una profunda reflexión y posiblemente una reforma constitucional.
Hay quienes le tienen severa alergia y repulsión, otros la veneran sin entenderla, otros dicen portarla para someter a los demás, otros tantos pasan de ella porque les da igual, otros la necesitan para trabajar, otros la buscan permanentemente y la defienden a capa y espada, creyendo que así la vida es más auténtica. Pues amigos, el problema de la verdad nos acompañó siempre, y no pierde vigencia.
“Es típico de los regímenes en los que todo el poder llueve de arriba, y a los que ninguna crítica puede llegarles desde abajo, debilitar y confundir la capacidad de raciocinio y crear una vasta franja de conciencias grises que abarca desde los grandes malhechores a las víctimas puras", Primo Levi.
El sistema económico son los ladrillos; la cultura, la argamasa que los une. A la cultura, como elemento de poder, no se la suele considerar importante. Sin embargo, las élites privilegiadas sí la valoran; saben que las ideas y las convicciones tienen un gran potencial.
El 16 de agosto, el sistema político de Afganistán, que se originó en las elecciones y el voto popular desempeñó un papel clave en su formación, se derrumbó y el grupo terrorista talibán tomó el poder. Las fuerzas armadas, que contaban con el fuerte apoyo de la comunidad internacional y tenían un ejército fuerte y las estructuras básicas para llevar a cabo sus asuntos, colapsaron inesperadamente.
La democracia es, ante todo, una forma de organización social, una de tantas. Pero también es la más legítima y necesaria a la hora de plantear los desafíos y de convalidar logros. En efecto, el rasgo sustantivo, en cuanto contenido y calidad, es lo que define a nuestra democracia hoy. En este sentido, no puede ser ajeno a nadie el rol del ciudadano. Incluso el actual rol del ciudadano.
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