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Durante siglos, se valoró como virtud humana y moral y psicológica moral, incluso virtud social, la humildad y la modestia de los seres humanos. Quien tenía esa forma de ser se valoraba y se ponderaba. Pero llevamos ya unas décadas que se ha ido haciendo fuerte en la sociedad y la cultura y toda la vida social, que la persona que predomina o triunfa o se valora, es aquella que muestra y dice tener mucha personalidad, mucha presencia, mucho dandismo.
Es un adagio que ya se utilizaba en la Edad Media, y que en español quiere decir “Los honores cambian las costumbres, pero rara vez a mejor". Lo podemos hacer corresponder con nuestro dicho: “Si quieres saber quién es fulanillo, dale un encarguillo”.
En el sociedad actual, a nivel mundial, se sigue mimando el chauvinismo, sintiendo que lo mejor proviene del país o región en la que vivimos, generando voluntariamente la xenofobia, es decir, el odio, el recelo, la hostilidad y el rechazo hacia los de otra raza.
No, no voy a hablar de la tesis de Pedro Sánchez. Los españoles tenemos más que superado que esta innoble persona que, para nuestra desgracia, preside nuestro Gobierno es un ser que no ha sido capaz de confeccionar por sus propios conocimientos, bien escasos han de ser, una Tesis Doctoral y que la que lo acredita como tal es una indigesta recopilación de datos, los hay hasta del BOE, que ha acopiado un “negro”.
Ministerio de Superioridad, 11:15 a.m de cualquier día: -¿Entonces yo soy no binario? -Eso es. Y yo máximo común divisor. Me gustan las disensiones. -Pues yo soy integral. De masa madre.
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