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En el capítulo 2, versículo 5 del Génesis, podemos leer las palabras con las que la serpiente (Satán) hizo que Eva comiese de la fruta prohibida y le hiciese consumir también a Adán: "Eritis sicut dii scientes bonum et malum" ("Seréis como dioses, conocedores del bien y del mal"), pero, aparte de conocer el bien y el mal, conseguirían, siendo como dioses, al igual que Dios, el don de la inmortalidad.
La actitud ante la muerte es muy diversa, según las personas. Hay quien piensa que desaparecemos con nuestras células, y que hay que aferrarse a la vida mientras uno esté bien, y otros pensamos que nuestra alma es inmortal y sigue su camino después de esta experiencia.
No todo trasciende. Mucho de lo que es se agota en sí mismo. Cuando las personas realizan acciones que van más allá de su personalísimo horizonte, entonces, quizá, trascienden. Trascender es ir más allá de la esfera inmediata y superficial. Sí, es producir efectos multidimensionales que tocan lo que de otra manera permanecen en el estado en que se encuentran.
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