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“Reafirmar y promover la plena realización de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas con hiperactividad, ansiedad, autismo, trastorno bipolar o de conducta, en igualdad de condiciones con los demás, aparte de ser algo justo para hacer realidad el sueño de una sociedad inclusiva, nos insta a comprendernos en la diversidad y a extender el abrazo, que es lo que en realidad nos lleva a una vida plena y gratificante”.
El mecanismo de diagnóstico y evaluación de la depresión, y de trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, se basa en una serie de test subjetivos que evalúan la sintomatología de los pacientes. Para lograr un diagnóstico preciso, el grupo de Investigación Traslacional en Enfermedades Neurológicas del IDIS publica un trabajo con los posibles biomarcadores que permitan cercar el diagnóstico de los pacientes y ofrecer un tratamiento eficaz.
No, que el término no le induzca error. Aunque anhedonia sea una palabra bonita, con una sugestiva sonoridad y nos remita a hedonismo, al disfrute y al placer, quiere decir justo lo contrario. En el contexto psicológico, además, a esa falta de experimentación del placer se une la pérdida de interés y satisfacción ante actividades que nos gustaban y nos reportaban beneficios personales.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 45 millones de personas padecen un Trastorno Bipolar, una patología que se caracteriza por la aparición de síntomas maníacos y depresivos, y que puede multiplicar hasta por 15 el riesgo de suicidio de la persona que lo padece, siendo fundamental una detección temprana de la patología y su adecuado tratamiento. En España, más de un millón de personas padecen el trastorno.
“Mentalizándonos en la cotidianidad de la salud mental” es el nombre del coloquio que quiere contribuir a romper estigmas y concienciar sobre los problemas de salud mental que, tras dos años de pandemia, han experimentado un incrementado en España. En esta ocasión, se ha centrado en el trastorno de bipolaridad y sus efectos en el entorno familiar.
Más de un millón de personas sufren trastorno bipolar en España y únicamente 300.000 han sido diagnosticadas, lo que se traduce en que siete de cada diez personas no saben que padecen este trastorno mental. Además, los expertos estiman que hasta un 45% de los pacientes con este diagnóstico se han sentido discriminados en alguna ocasión por presentarla, lo que genera que la puedan ocultar, evitar situaciones sociales y laborales e incluso abandonar el tratamiento, con el consiguiente riesgo asociado.
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