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Iluso y corto de entenderás es quien cree que, cuando un facineroso pide algún bien para devolver algo de lo que criminalmente se ha apoderado, una vez otorgado lo que exige, entregará lo que tiene en su poder, y tranquilamente dejará de extorsionar al chantajeado, y la situación volverá al 'statu quo' en el que se encontraba antes de la presión del extorsionador.
Cuando dos destacadas inteligencias se cruzan en el camino, ciertos verbos se conjugan con algunas formas arcaicas que nunca dicen lo que la calle entiende. Estos días esas dos inteligencias tienen nombre, Sra. Isabel Díaz Ayuso y Sr. Andoni Ortuzar.
Pedro Sánchez siempre juega al límite, sabe que ya perdió una vez cuando sus propios compañeros le descabalgaron de la Secretaria General del partido y tuvo que comenzar de nuevo, como el Cid, con cuarenta de los suyos y desde el destierro político, para volver a ganar y ocupar la presidencia del Consejo de Ministros.
Cada vez que abre la boca, Íñigo Urkullu, sube el pan o baja la bolsa. Y cuando habla de asuntos de fiscalidad ya es el colmo: algo así como las risotadas de los niños cuando los payasos hacen su aparición en la pista del circo. Hace unos días se ha reído media España de él y, si no lo ha hecho la otra media, es porque no ha entendido la majadería interesada que ha esputado.
Los movimientos culturales parecen nacer cuando alguien les pone un nombre que los describa y que les dé forma en nuestro pensamiento. Marino Goñi puso nombre a la movida que no era la movida. Los primeros ochenta fueron años de crisis económica y paro, pero también de ebullición cultural y de renovación de todos los lenguajes artísticos.
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