Iluso y corto de entenderás es quien cree que, cuando un facineroso pide algún bien para devolver algo de lo que criminalmente se ha apoderado, una vez otorgado lo que exige, entregará lo que tiene en su poder, y tranquilamente dejará de extorsionar al chantajeado, y la situación volverá al statu quo en el que se encontraba antes de la presión del extorsionador.
Hay situaciones en las que no se puede ceder ante la coacción del extorsionista. En principio no se debería de complacerlo en ningún momento ni ocasión, pues, si se creyese que, con ello, se sentiría satisfecho, complaciendo sus peticiones y exigencias, además de haber manifestado debilidad y cobardía, siempre tendría, el extorsionista, en su poder la baza de que se ha enfrentado a un enemigo inferior a él que es capaz de cumplir todas sus demandas, por ello su maldad y perversión jamás se sentirán colmadas en sus pretensiones, y seguiría presionando, sabiendo que el extorsionado, por miedo a que se destape algún secreto suyo oculto, o que pueda ocasionar una ruptura de pacto establecido, o romper una concordia o acuerdo entre dos colectividades, claudicará ante las exigencias del extorsionador .
¿A qué viene todo esto? Pues a que tenemos un presidente de Gobierno que está siendo chantajeado a la vez por varios enemigos de España.
Unos son los tradicionales vascos y catalanes, y otro que, bajo la capa de cordero, es un ladino lobo que aprovecha cualquier ocasión para dañar a nuestra España.
Los mencionados en primer lugar, buscan la forma y manera de conseguir sus infundadas pretensiones de independencia, unas veces mediante el terror, es el caso de la banda terrorista ETA, y otros con la llorosa y quejumbrosa cantilena de la manida frase “España nos roba”.
El tercero es el vecino que, por desgracia, nos ha tocado en suerte en el lado sur de esta piel de toro que es España, insaciable en sus apetencias y siempre insatisfecho en sus exigencias.
Ante ellos claudica nuestro Presidente porque de los hispanos necesita su voto para proseguir en lo que más desea en este mundo, continuarse, cuando no, perpetuarse en el poder, al otro parece que le tiene un temor reverencial por algo que sabe sobre él y tiene miedo de que se divulgue.
Ciertamente estos primeros dos canes cerberos lo tienen bien cogido por salva sea la parte, ya que saben que conseguirán todo lo que le pidan por su enorme megalomanía, pues caso de que en la utopía de que pudiesen conseguir lo que desean, posiblemente lo rechazarían, como dijo el “padre” Arzallus, “¿para qué queremos la independencia, para plantar nabos?”
Se consiguen más prebendas pidiendo continuamente gabelas y beneficios que recibiendo lo que se exige, ya que no sabrían qué hacer con ello.
Igual ocurriría con los catalanes, pero ambos saben que mientras más presionen y más vociferen, mayores serán sus ventajas y beneficios, pues el resto de los españoles carecemos de todas las prebendas y sinecuras que ellos poseen.
Esto no es nuevo, ya que desde hace muchos años, algunos siglos, están recibiendo un trato especial y de favor del que no disfrutamos el resto de los españoles, y sabemos, es un axioma, que en una comunidad lo que se le concede de más a cualquier grupo de esta, va en detrimento de los demás, de donde ellos son ciudadanos de primera, mientras el resto somos de segunda o tercera categoría. Del vecino del sur en el continente africano, ¿qué podemos decir?
Son muchos los años que, el sultán, cada vez con más fuerza, por dejación de nuestros gobernantes, presiona para conseguir sus propósitos.
Algo ha debido de ocurrir con el teléfono móvil de Sánchez que el rey de Marruecos ha logrado hacerse con él, en el que habrá información muy comprometida y peligrosa sobre Sánchez y ¿posiblemente alguien de su familia? que hace que se doblegue a las peticiones, cada vez más tiránicas y exigentes del musulmán.
Pero parece que esta cabeza de chorlito que, por desgracia, preside nuestro Gobierno, desconoce que al chantajista lo que hay es que hacerle frente y no ceder a sus exigencias, ya que si se doblega a la primera, se deslizará por una pendiente hacia abajo, sin remisión ninguna ni posibilidad de desembarazarse de él.
Padece el chantaje de los proetarras y los independentistas catalanes por su desmedida ambición de continuar en la Moncloa, y el de Marruecos porque no sabemos qué habrán encontrado en su móvil.
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