Vivir una vida en la que nos marquemos objetivos no sólo mejora nuestra salud mental, sino que además nos hace estar atareados en algo y con la actitud necesaria para lograrlo
Las distintas teorías de la motivación, desde las que tienen más años hasta las más recientes, coinciden en algo. La motivación tiene mucho que ver con nuestra capacidad de ponernos objetivos, de tener retos y desafíos que afrontar y de lograr nuestras metas. Hoy me gustaría hablarte de porqué necesitas tener objetivos en la vida.
Una persona que hace realidad un objetivo se siente más motivada. Así como nos sentimos más motivados en el camino hacia nuestros objetivos, ya no sólo en el hecho de conseguirlos. Por eso los objetivos y la motivación o actitud que tenemos están íntimamente relacionados.
No quiero decir con esto que haya que ser una persona excesivamente ambiciosa que esté constantemente poniéndose objetivos y metas para tener una buena actitud, simplemente constato que si en nuestra vida hay un “para qué”, una meta que conseguir, todo es más sencillo y se afronta de otra manera
TENER OBJETIVOS
Como sabes, si sueles seguir mi actividad profesional, soy muy propenso a marcarme objetivos de todo tipo. Tengo objetivos semanales, mensuales, anuales y también aquellos que son más a largo plazo, como las cosas que quiero conseguir hacer realidad entre los 40 y los 50 años. Creo que cuando tienes objetivos, tienes un para qué.
Estos objetivos pueden ser puramente materiales, como construir la casa de nuestros sueños o inmateriales, como por ejemplo mejorar mi autocontrol emocional o tener una mayor sensación de satisfacción. Todos los objetivos son importantes.
En mi familia, Belén y yo compartimos una práctica que te quiero transmitir y que lleva siendo un elemento motivador más en nuestra relación y en nuestra vida. Cada uno de nosotros tenemos una libreta en la que pone “objetivos”. En esta libreta ambos anotamos cada año nuestras metas profesionales y personales a conseguir en el año entrante. Lo hacemos en Navidad y lo llevamos haciendo así desde el 2009. Actualmente en mi libreta veo los objetivos que definí hace muchos años y me quedo sorprendido.
En el 2010 quería terminar de escribir mi segundo libro. El que se va a publicar esta próxima semana es mi libro número 15. Espero darte la noticia pronto.
En el 2011 quería tener 11 semanas de vacaciones todos los años. Desde el 2012 yo y mi mujer tenemos 12 semanas de vacaciones cada año.
En el 2011 quería meditar cada día. Desde hace varios años vengo haciéndolo todos los días.
En el 2016 quería volver a hacer grandes viajes en bici o caminando después de unos 13 años sin hacerlo. Ese año volví a realizar los 500kms de la Vía de la Plata en 5 días.
Este año 2018 mi libreta de objetivos es muy ambiciosa, y estoy en ello desde el 1 de Enero.
Así en nuestra libreta para cada año hay una hoja, y una línea que divide los objetivos personales de profesionales. Seguidamente estos objetivos pasan a nuestras agendas y planes y tratamos de cumplirlos todos. Aunque no siempre es así, y en ocasiones un objetivo se queda sin alcanzar, bien porque no era un objetivo realmente auténtico y genuino para nosotros o porque no hemos sabido conseguirlo.
Algo que me hace mucha gracia, es cuando llego al año en el que pone en objetivos personales “hacer todo lo posible por tener nuestro primer hijo”. Ese mismo año concebimos y Belén dio a luz a Noa. Soy de los que piensa que la vida, si se planifica, mucho mejor.
Creo que uno tiene que saber hacia dónde se dirige, cada año, cada mes, cada semana y cada día de tu vida son importantes. Pueden ser un día más, pero también pueden ser un día que importe. De ahí la necesidad de marcarnos objetivos y cumplirlos.
Para profundizar mucho más en el terreno de la productividad personal y gestión del tiempo te recomiendo leer mi libro “Deja de sumar, multiplica” (Profit Editorial 2018).
Por otro lado, creo que uno también tiene que tener una misión en la vida, saber para qué está aquí. Este es el gran objetivo de uno, su misión. Si tienes un para qué todo será más fácil y tu actitud mejorará. Me llevó muchos años comprender lo que quería de la vida, y finamente di con una formula particular que aplico con firmeza en mi día a día. Quizás ya te haya hablado de ella alguna vez:
En mi misión hay tres componentes: Impacto, esfuerzo y bienestar.
Impacto hace referencia a qué impacto provoco en mi entorno gracias a mi actividad profesional como conferenciante, formador o escritor. Me interesa crear el mayor impacto en el mundo, quiero transformar y ayudar a alcanzar la excelencia a empresas y profesionales, cuántas más mejor, estoy convencido de ello.
Esfuerzo hace referencia a cuánto esfuerzo me costará hacerlo. Estarás de acuerdo conmigo en que podría perder la salud trabajando insanamente para ayudar a conseguir esa excelencia, o que podría dejar de tener tiempo para lo importante: mi hija, mi mujer, mi familia y amigos. En ese sentido, mi filosofía del trabajo es que tienes que hacerlo fácil, tienes que conseguir automatizar todo y ser lo más eficiente posible para que, lo que para otros es trabajar duro y conseguir resultados, para ti sea muy fácil. Esto hará que no pierdas el Norte. Conozco muchas personas arrepentidas de no haber disfrutado de sus hijos o que han perdido la salud en su trabajo. Yo solo me embarco en proyectos que podré realizar de forma saludable.
Bienestar hace referencia a mi calidad de vida y la de los míos. Busco que mi trabajo satisfaga al máximo mis expectativas económicas y materiales, que tienen que ver con llevar una vida lo más placentera posible, con las máximas comodidades y momentos inolvidables.
El día en el que comencé a trabajar para mi misión todo era más fácil, porque no me olvidaba de nada importante, y al mismo tiempo podía aportar mi granito de arena al planeta.
A veces siento que la mayoría de empresas no tienen una misión, al igual que la mayoría de personas. Sin una misión, sin un para qué, la desmotivación y el decaimiento de la actitud está más cerca. Pregúntate ¿para qué estoy aquí? Y trata de elaborar tu propia misión basándote en diversos factores.
Ahora ya conoces porqué es positivo tener objetivos, para qué sirve hacerlo y cómo te puede ayudar. Me pregunto si te resulta interesante leer esto, o si más aún, vas a empezar tu libreta de objetivos y a definir tu misión personal o profesional.
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En un entorno empresarial en constante cambio, la dirección estratégica de una organización es fundamental para su supervivencia. Si te preguntas hacia dónde se dirige tu empresa o departamento, si existe un plan claro para los próximos 10 años, si el clima laboral es positivo o si la competencia está ganando terreno, es probable que necesites un plan estratégico sólido.