Según cifras oficiales, un gran número de hogares españoles se encuentra en construcciones antiguas, anteriores a 1990. Por eso, y ante la ralentización de la obra nueva, son muchos quienes optan por reformar o rehabilitar sus viviendas para actualizarlas y hacerlas más accesibles. En este contexto, pese a que primavera y verano son épocas que destacan por el número de reformas, aprovechando las vacaciones, todavía el buen tiempo en septiembre mantiene al alza los contratos por reformas. Hacer obras en casa puede suponer una aventura divertida y emocionante, pero, en ocasiones, también puede convertirse en un proceso de gran complejidad, especialmente si al terminar los resultados no son los esperados.
La detección de elementos que no encajan o de daños tras haber acabado la obra no son poco comunes y, para entonces, la reclamación podría llegar tarde. Los expertos de Das Seguros aclaran, en este sentido, que tan solo puede iniciarse una reclamación por obra mal finalizada cuando existen diferencias entre lo acordado con el contratista -sea una empresa o un profesional- y el trabajo realizado por éste.
¿Cómo puedo denunciar una obra mal acabada? Lo primero que se debe hacer cuando se detectan defectos, es contactar con un perito, ya sea un técnico, un ingeniero o un arquitecto. Éste será el encargado de realizar un informe sobre la ejecución de la obra y sus diferencias con el proyecto acordado, o bien de elaborar un dictamen que abarque las posibles causas de los defectos y las eventuales reparaciones que tengan que llevarse a cabo en consecuencia.
Si se certifican estas diferencias, el siguiente paso es contactar con un abogado para llevar el caso ante un juzgado civil. El letrado asesorará al afectado en todo momento, y pivotará su estrategia de reclamación en dos pruebas fundamentales: el contrato acordado –que puede incluir las facturas y el presupuesto–; y el informe técnico elaborado por el perito.
De fallar todas las vías de solución de conflictos alternativas, puede llegar a interponerse una demanda que obligue al profesional a culminar la obra según los términos acordados. Sin embargo, como en todo proceso judicial, es probable que se efectúen alegatos y respuestas, así como vistas y consideraciones de pruebas, que dilaten el proceso de solución del conflicto.
El contrato, la pieza fundamental Tal y como exponen los expertos de Das Seguros, en una demanda por obras defectuosas encontramos enfrentados al contratista y al propietario del inmueble que encargó el trabajo. No obstante, es importante recordar que la pieza principal en la reclamación es el contrato entre ambas partes. Por eso es fundamental tener copias escritas del documento, presupuestos y facturas para que una reclamación pueda proceder, ya que en él se encontrarán los términos, los materiales que se utilizaron, los acabados, el nivel de calidad y los plazos para el trabajo.
A través de los contratos, las partes se prometen o retienen una serie de compromisos. Así, estos documentos son esenciales, porque establecen obligaciones entre las partes que se han contraído de forma voluntaria. Por ello, su incumplimiento tiene consecuencias y pueden derivar en reclamaciones por incumplimiento con indemnizaciones económicas, así como con la obligación de reparar los daños materiales causados.
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