La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR)
advierte que los cigarrillos electrónicos, tabaco sin combustión o “pod mods” se están
utilizando para captar a nuevos potenciales fumadores entre los jóvenes y adolescentes, como
señala una “Perspectiva” de la prestigiosa revista médica The New England Journal of
Medicine. SEPAR hace esta advertencia a raíz de campañas de la industria tabacalera, que
estaría promoviendo su uso a través de influencers y redes sociales, a fin de dirigirse al público
más joven, una práctica que denuncia la página Take A Part (www.takeapart.org). También
hace público este posicionamiento tras la voz de alerta dada recientemente por la FDA (Food
and Drug Administration de Estados Unidos) que considera que la política de distribución de
estas empresas provoca que se perpetúe el acceso de los jóvenes a los productos del tabaco.
Sube el consumo en la adolescencia
Los cigarrillos electrónicos, e-cigarrillos, tabaco sin combustión, o dispositivos pod-mods son pequeños
dispositivos, recargables, provistos de soluciones líquidas aerosolizadas que contienen nicotina,
aromatizantes y otros compuestos encapsulados en cartuchos. En lugar de quemarse, como el tabaco
convencional, se calientan. Sus usuarios se llaman vapeadores en lugar de fumadores.
Su uso era anecdótico entre los adolescentes hace pocos años, pero ha aumentado notablemente en
poco tiempo. Al ser preguntados por ello, en Estados Unidos solo el 2% de los adolescentes decían
haber utilizado e-cigarrillos durante el mes anterior, mientras que en 2015 este porcentaje ya había
alcanzado el 16%, según datos publicados en un artículo de Perspectiva en The New England Journal of
Medicine. Las campañas de educación y políticas posteriores que se implementaron consiguieron
reducir al 11% el porcentaje de adolescentes que admitían haber usado e-cigarrillos el mes anterior.
“El uso de los e-cigarrillos entre los jóvenes se está convirtiendo en un nuevo problema de
salud pública, que puede tener efectos en las futuras generaciones, porque los e-cigarrillos
electrónicos no son inocuos. También van provistos de nicotina y otros compuestos que se
inhalan al vapear y que pueden dañar la salud respiratoria”, advierte el Dr. Carlos A. Jiménez
Ruiz, presidente de SEPAR y experto en tabaquismo. Según la última Encuesta sobre el Uso de
Drogas en Enseñanzas Secundarias en España se constata que los jóvenes empiezan a
consumir tabaco a los 14 años en nuestro país, y es la segunda droga más extendida después
del alcohol. El consumo diario entre los más jóvenes se sitúa en un 8,8%. Respecto al cigarrillo
electrónico, el 20,1% lo ha utilizado alguna vez y la proporción es más alta entre los que fuman
tabaco a diario.
Laxitud en Reino Unido
“La evidencia respecto a los pretendidos beneficios de los “e-cigarrillos” electrónicos es
“débil”, “incompleta” y “mixta”, como señala un editorial The Lancet. Es “mixta” porque bascula entre defender su uso con precaución o a modo de reducción de daños, como
sustituto de los cigarrillos convencionales cuando una persona no es capaz de abandonar por
completo el hábito de fumar. “Desde SEPAR debemos advertir que la evidencia científica
existente respecto a los cigarrillos electrónicos hasta el momento es controvertida y, a día de
hoy, no podemos afirmar que sean una alternativa menos dañina que el tabaco. En cambio, sí
sabemos que llevan nicotina y otras sustancias tóxicas. La nicotina causa adicción y la
sustancias tóxicas pueden causar cáncer, bronquitis crónica e infecciones respiratorias”, ha
explicado el Dr. Carlos A. Jiménez-Ruiz.
El posicionamiento de SEPAR se sitúa en la línea de lo expuesto en el editorial de The Lancet
respecto a esta cuestión, que señala que “es ingenuo y prematuro” que el Comité de la
Cámara de los Comunes “confunda la ausencia de pruebas con la ausencia de daño”. Las
recomendaciones más extremas de este informe carecen de una base sólida de pruebas y,
lamentablemente, son desacertadas en este momento”.
A pesar de esta falta de evidencia científica robusta, el informe del Comité inglés plantea
recomendaciones de mayor laxitud respecto a la regulación de los e-cigarrillos, como permitir
recargas más fuertes, replantear las medidas impositivas y no permitir fumar cigarrillos
electrónicos en espacios públicos o permitir los e-cigarrillos en todos los establecimientos de
salud mental. También sugiere que los fumadores puedan pasarse a los cigarrillos electrónicos,
pensando que en el futuro estos puedan tener licencia médica y obtenerse con prescripción
facultativa.”
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