
La famosa librería Shakespeare and Company y los miembros de la generación perdida, el desafío de las garçonnes, las bandas de jazz que convirtieron Montmartre en el nuevo Harlem, las manifestaciones surrealistas, la deslenguada Kiki de Montparnasse, el bullicio de las terrazas y cafés. La ciudad de la luz fue durante los años 20 cuna de la vanguardia, epicentro del arte y lugar de encuentro de los más variopintos creadores. Hoy, esa elegancia se sigue respirando en sus calles y cafés. A través de sus personajes, lugares, aromas.
Màxim Huerta y María Herreros proponen en este libro, a la venta el 16 de octubre, un paseo de lo más inspirador por la capital francesa de los años veinte, epicentro de la cultura y la diversión. De la mano los autores, cuyas palabras e ilustraciones transportan al lector a ese pasado no tan lejano, París volverá a ser una fiesta. Pintores, músicos, escritores, cabarets, vida nocturna, bohemia, ateliers, barrios, todo tiene cabida en este libro irresistible que recoge un buen puñado de anécdotas que conquistarán a los amantes de la capital francesa. Incluye un mapa con los principales iconos de París.
Los autores, Màxim Huerta y María Herreros son grandes amantes y conocedores de la ciudad. La prosa de Màxim, poética, nostálgica y cargada de sentimientos, junto a las expresivas ilustraciones de María Herreros, hacen de éste un libro joya.
Pocas ciudades generan tanta fascinación como París, que fue durante los años veinte el epicentro del arte, la cultura y la diversión. Escritores, pintores, y artistas de toda índole se daban cita en sus cafés en los que bullían el alcohol y las ideas. Los talleres de los artistas se esparcían aquí y allá, y muchas chicas deseaban huir de la pobreza y las restricciones de la época y encontraban en hacer de modelo una salvación.
No solo se ganaban la vida si se convertían en favoritas, sino que entraban en contacto con artistas, la noche, las fiestas… esa vida intensa y bohemia que ofrecía París. París se rindió al arte en todas sus facetas, y la belleza era el denominador común. Las placas de las calles, las estaciones de metro, las fuentes… el arte estaba presente en todos los elementos de la ciudad. Durante los años de la primera guerra mundial nacía también una nueva mujer: una forma de belleza inquietante, peinados cuidadosamente despeinados y actitud libre.
El mundo de la moda trabajaba por la liberación de las mujeres, y este cambio alcanzó su plenitud con las garçonnes, que con su corte de pelo bob o a lo chico, constituyeron un provocador acto político. París será toujours París es a la vez un repaso y una declaración de amor al arte, la cultura, la moda y las costumbres del París de los años veinte. Una recopilación de personajes variados como Kiki de Montparnasse, Colette, Man Ray, Modigliani o Mistinguett. Es también un paseo por su mobiliario urbano, por sus locales más significativos, y hasta por sus sabores más característicos.
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