Con el otoño recién estrenado, nos aproximamos hacia un período donde la luz solar reduce su intensidad y volvemos a utilizar prendas que cubren una superficie corporal extensa. Además, nos adentramos en una etapa en la que el protagonismo del frío y la lluvia aumenta, alcanzando su cúspide durante el invierno.
Considerando que España se encuentra en una latitud media norte, alcanzar los niveles óptimos de vitamina D en esta estación, es improbable. Tanto el otoño como el invierno, son períodos en los que la luz solar es más escasa y débil y nuestra exposición es menor. Según los expertos, deberíamos exponer al sol un 10% de nuestro cuerpo durante 130 minutos, pero hay que tener en cuenta la hora de exposición. Así, a las 10 de la mañana se necesitaría una exposición de 9,7 horas y a las 4 de la tarde solo se necesitarían 6 horas.
“Numerosos estudios han demostrado que en España, a pesar de ser un país con muchas horas de sol al año, un alto porcentaje de la población sufre déficit de vitamina D. En primavera y verano se estima que las cifras en suero de vitamina D obtenida a través de la exposición solar están en torno a 1000 UI/día. Por el contrario, en otoño e invierno las cifras están en torno a 220 UI/día, que es solo una cuarta parte de los niveles recomendados”, asegura el Dr. Arturo Pretel, médico de familia del consultorio médico Alameda de Osuna de Madrid.
La vitamina D es necesaria para un adecuado crecimiento y desarrollo, ya que participa en la formación de los huesos y juega un papel fundamental en la prevención de la osteoporosis y la contracción muscular. Además, también es fundamental en la regulación del sistema inmunológico frente a enfermedades como la artritis reumatoide, el lupus, la esclerosis múltiple, la diabetes tipo 1 y algunos tipos de cáncer (especialmente mama, próstata y colorrectal).
Es paradójico aceptar que en nuestro país, en el que se registra una media de más de 3.000 horas de sol al año, un 84% de la población joven y sana –en torno a los 26 años – tiene déficit de vitamina D(1); cifra que alcanza el 87% en el caso de las personas mayores de 64 años(2) y a algo más del 50% en la población general.(3)Pero, como se ha comentado antes, existen barreras que frenan la síntesis cutánea de esta vitamina: la ropa que usamos en invierno y el fototipo de piel oscura más frecuente entre los españoles. Este hecho, junto con la escasez de alimentos enriquecidos con vitamina D que existen en nuestro país, supone que para tratar el déficit de vitamina D y conseguir los niveles óptimos, se debe prescribir suplementos específicos.
En este sentido, el Dr. Pretel explica “tenemos que ser conscientes que durante los meses de otoño e invierno hay que suplementar con vitamina D a nuestros pacientes. Deberíamos hacer un control analítico al inicio de estas estaciones; si entonces el paciente tiene niveles normales de vitamina D será suficiente suplementar con 400 UI/día hasta la llegada de la primavera. Si el paciente ya presenta déficit de vitamina D, lo recomendable es iniciar un tratamiento con 50.000 UI/ semana durante 8 semanas hasta alcanzar cifras de vitamina D superiores a 30ng/ml, y continuar con dosis de 1.500-2.000 UI/día de mantenimiento”.
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