Los libros tienen la capacidad de cambiar vidas. Del amor por los libros de Esther Gili y Gemma Camblor nace El legado de Catherine Elliot, un relato inspirador y empoderador que nos recuerda la magia de la lectura y el papel de las mujeres a lo largo de la historia. Un libro que es un alegato feminista por el poder que todas las mujeres tienen dentro, una voz que clama desde dentro y que las empuja a ser todo aquello que quieran ser a pesar de las circunstancias adversas o del tiempo en el que les haya tocado vivir.
La historia comienza con una joven, Catherine Elliot, a la que le encanta escribir. Publica un libro a comienzos del siglo XIX, El legado, que cambiará la vida de muchas mujeres a lo largo de la historia. Por unos u otros motivos, el libro irá pasando de mano en mano: algunas lo heredan, otras aprenden a leer con él, otras incluso lo roban, lo restauran… y todas acaban siendo transformadas por él.
El legado de Catherine Elliot es una metáfora del amor por los libros y de la magia de la literatura contada a través de unos personajes femeninos fuertes y carismáticos que se rebelan ante los convencionalismos de su época. Si es cierto que un libro puede transformar una vida, tal vez El legado de Catherine Elliot cambiará la de muchos lectores
Catherine Elliot es la protagonista de esta historia, o, mejor dicho, el punto de partida de esta historia. Catherine es la segunda de los cuatro hermanos Elliot. Su padre siempre consideró que las niñas debían educarse igual que los niños, y por ello todos los hermanos estudiaron las mismas materias.
“Tenía una imaginación prodigiosa. Era una narradora nata y desde pequeña tuvo la necesidad de plasmar en papel todas esas historias que hervían en su cabeza, dar voz y rostro a los personajes que poblaban su mente”. Gracias al apoyo de su familia, Catherine publicó algunos de sus escritos, pero bajo un pseudónimo masculino, pues en la época un hombre sería tomado más en serio que una señorita de campo.
Sus relatos tuvieron cierto éxito, pero comenzó a sentir algo en su interior que la impedía ser feliz. “Se sentía una impostora, una cobarde escondida tras el nombre de un hombre inexistente”. Hasta que un día de lluvia se lanza a escribir la que sería su obra más importante, una obra que decide publicar bajo su nombre real, pese a las reticencias de su editor.
Esa obra se titula El legado, y, por desgracia, pasó bastante desapercibida. Aun así, ella nunca accedió a volver a publicar bajo un pseudónimo masculino, y tampoco intuía la cantidad de vidas que iba a cambiar su libro.
|