En nuestra Patria hay un dicho que reza: “Los españoles siempre han ido con los curas, unas
veces acompañándolos en las procesiones y en otras ocasiones detrás de ellos persiguiéndolos con un
garrote o espada para acabar con ellos”.
En España se ha asesinado a los católicos, religiosos o laicos, simplemente por odio a la fe que
profesaban. ¿Hay algo más inhumano que esta vesania: aniquilar al contrario porque no profesa las
mismas ideas que el criminal?
La cantidad de personas que entre 1934 y 1939, fue inmensa. En estos seis años se produjeron
más mártires en España que en los 19 siglos anteriores.
Nada hay más cierto que esta aseveración, porque España es el país de Europa, después de
Francia, en el que, también en la actualidad, más se persigue al catolicismo, sin contar con las atrocidades
de años anteriores.
En nuestra Patria, la Iglesia Católica siempre ha sido la diana contra la que disparar y el
objetivo a eliminar por la Izquierda, sin que jamás haya tenido en cuenta esta tendencia política el
incalculable bien y los numerosos beneficios que, a lo largo de los siglos, ha proporcionado a nuestro
pueblo, al igual que a los restantes del Planeta por los que se ha extendido.
Hablo con conocimiento de causa, entre otras cosas, porque he traducido del latín la obra de un
Franciscano Descalzo anónimo del Siglo XVIII en la que narra las historias de los catorce conventos de
Franciscanos Descalzos de la Provincia de S. Pedro Alcántara en Andalucía.
Es digno de ver y tener en cuenta cómo estos pobres frailes que se procuraban su sustento
mediante la mendicidad, pues no tenían otro medio, lo poco que conseguían pidiendo lo repartían entre
los pobres que acudían a sus conventos.
No se si desde entonces, o posiblemente antes, vendrá la expresión: “Vivir de la sopa boba”, ya
que esta era la que distribuían los conventos entre los menesterosos que no tenían con qué sustentarse y
los muchos estudiantes pobres de las universidades que acudían a ellos porque no disponían de medios
para comer.
La obra social llevada a cabo en nuestro País por la Iglesia Católica es inconmensurable. Las
órdenes religiosas dedicadas a la enseñanza gratuíta y a la mejora de las condiciones de vida de los pobres
y desvalidos, a lo largo del tiempo, está fuera de toda medida.
Enumerar todas y cada una de las acciones que la Iglesia Católica española pone en práctica
para ayudar a los más devalidos y desfavorecidos por la fortuna sería inacabable.
Cuántos comedores sociales, hospitales, enfermerías, colegios, parvularios etc. Están atendidos
por órdnes religiosas, parroquias y entidades de signo católico. Reflejarlos todos sería una labor, aparte de
cansina, imnecesaria, pero nos vamos a fijar en una corporación netamente católica como es Cáritas.
La confederación Cáritas Española, que abarca toda la red nacional, está constituída por unas
5.000 Cáritas Parroquiales y 68 Cáritas Diocesanas.
Cáritas desarrolla dentro de España una importante labor de apoyo y promoción social a
diversos grupos sociales en situación de precariedad y/o exclusión social. El compromiso con estas
situaciones es realizado por el trabajo gratuito de más de 65.000 personas voluntarias, que representan el
90 por ciento de los recursos humanos de la institución en toda España.
¿Qué organización a nivel del Estado puede balsonar de una red tan compleja, tan bien
estructurada y tan eficiente?.
Que me digan los políticos, sobre todo aquellos que persiguen con tanta saña a la Iglesia
Católica, dónde tienen tal cantidad de voluntarios que se desviven y sacrifican, sin nada a cambio, para
ayudar a los más abandonados.
Aunque sea una imaginación, pues no se dará el caso, ¿qué haría el Estado español, si de
pronto la Iglesia Católica cerrase todos sus colegios, hospitales etc?.
Creo que no exagero si digo que se colapsaría nuestra Sociedad.
Son cientos de miles de personas, niños, adolescentes, mayores y ancianos los que, de una forma
u otra, se benefician de la labor caritativa de la Iglesia Católica.
En cambio la persecución a los católicos no cesa. Se profanan las iglesias cuando en ellas se
celebran actos de culto. Se derriban cruces y símbolos cristianos. En algunas cadenas de televisión, no
quiero señalar ninguna, se hace alarde de esta persecución con actos sacrílegos.
Yo me pregunto: ¿Por qué estos “valientes” no actúan de la misma manera con otras religiones?
Porque los cobardes que cometen esos actos denigrantes saben que los cristianos no devolverán
la bofetada. Les faltan redaños para atacar a otras religiones, por ejemplo la musulmana. Saben que lo
pagarían bien caro.
Hace más de dos mil años que Jesucristo nos advirtió de que esto sucedería a lo largo de los
siglos cuando dijo: “Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda
clase de mal contra vosotroa por mi causa. Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande
en los cielos”.
Que la Iglesia tiene grandes fallos y cosas de las que arrepentirse. ¡Claro!, como cualquier
organización humana. Los hombres somos falibles y con grandes contradicciónes. Lo mismo somos
sublimes que podemos llegar a cometer atrocidades, pero eso no quiere decir que la Iglesia, compuesta
por hombres sea intrínsecamente mala.
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