El próximo 12 de noviembre, se celebra el Día Mundial de la
Neumonía, una de las infecciones respiratorias más frecuentes y con mayor impacto en la
población por su morbimortalidad. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica
(SEPAR) se suma a esta celebración con el fin de dar a conocer los retos a los que se enfrentan
los profesionales de la salud respiratoria ante esta infección así como las medidas preventivas
al alcance de toda la población en el marco del Año SEPAR 2018/19 dedicado a las Infecciones
Respiratorias.
La neumonía es una enfermedad más frecuente de lo que se suele pensar. La neumonía suele
ser más habitual en varones, en los extremos de la vida, en invierno y en presencia de diversos
factores de riesgo. Se puede presentar de forma leve, pero la necesidad de ingreso hospitalario
aumenta con la edad. Según el estudio NeumoNAC realizado por el Programa de Investigación
en Infecciones Respiratorias de SEPAR sobre pacientes hospitalizados el perfil del paciente de
neumonía es varón, mayor de 65 años con patología cardiopulmonar. En 2016 fue la causa de
9.310 defunciones, de ellas 4.090 hombres y 5.220 mujeres.
“Aunque la neumonía también es una enfermedad infantil con mayor incidencia en menores 5
años, afecta principalmente a la población mayor de 65”, explica la Dra. Rosario Menéndez, neumóloga y coordinadora del Año Separ de las infecciones Respiratorias, “en consecuencia, el
incremento en la esperanza de vida y la mayor supervivencia de pacientes con enfermedades
crónicas y/o con inmunodeficiencias hace prever que la población susceptible continúe en
aumento en los próximos años”.
Según el estudio del PII de Infecciones Respiratorias de SEPAR, las co-morbilidades asociadas a
la neumonía son en un 30,7% de los pacientes cardiopatías, en un 27,2% enfermedades
respiratorias crónicas y en un 24,7% diabetes. En cuanto a enfermedad infecciosa, la neumonía
suele aparecer cuando se debilitan las defensas. Las bacterias constituyen la causa más común
de neumonía y, dentro de ellas, la bacteria Streptococcus pneumoniae, también conocida
como neumococo, es la más frecuente. Los virus también son una causa común de neumonía;
por ejemplo, el virus de la gripe, el virus respiratorio sincitial y adenovirus.
Los síntomas aparecen con rapidez y pueden incluir: fiebre alta con escalofríos, tos con
producción de esputo, dificultad para respirar y dolor en el costado, así como sensación de
cansancio y confusión.
Si es grave, la neumonía requiere ingreso hospitalario y en un 11,1% puede ser necesario
tratamiento en las unidades de cuidados intensivos. Según SEPAR, las complicaciones más
frecuentes son en un 69,9% de los casos extrapulmonares, en un 47,2% pulmonar y el 7,1% de
los pacientes puede requerir Ventilación mecánica no invasiva. Entre los pacientes
hospitalizados pueden estimarse un 5% de mortalidad intrahospitalaria y un 5,6% a 30 días.
Por todo ello los neumólogos recuerdan la necesidad de estar alerta, establecer un diagnóstico
rápido y tomar las medidas preventivas necesarias.
Claves para prevenir la neumonía
El Dr. David de la Rosa, neumólogo y coordinador del Área de Tuberculosis e Infecciones
Respiratorias de SEPAR, recuerda que la principal forma de prevención de la neumonía es la
vacuna contra el neumococo. “La vacuna antineumocócica puede administrarse a cualquier
edad a partir de las 6 semanas de vida. Y de un modo general, se recomienda para paciente
inmunodeprimidos, con fístula del líquido cefalorraquídeo, implantes cocleares o anesplenia
(ausencia de bazo), y también para los mayores de 65 años o aquellos de cualquier edad que
presentan enfermedades crónicas respiratorias, hepáticas, renales, cardiovasculares, diabetes,
tabaquismo y alcoholismo”. En realidad, existen dos vacunas: la vacuna polisacárida de 23
serotipos (VNP23) y la vacuna conjugada de 13 serotipos (VNC13). La primera actúa frente a
23 tipos de neumococo, pero su inmunidad es débil y se desvanece con el tiempo por lo necesita revacunación a los 5 años. La vacuna conjugada tiene una mayor eficacia inmunógena,
tiene efecto memoria y no necesita revacunación.
En cuanto a enfermedad infecciosa y por lo tanto contagiosa, el Dr. de la Rosa apunta otras
medidas de prevención tan sencillas como “lavarse las manos con frecuencia, desechar de
manera apropiada los pañuelos y cubrirse la boca y la nariz al estornudar o toser”. También
contribuyen a prevenir la enfermedad seguir una dieta saludable, extremar la higiene
orodental, hacer actividad física y no fumar.
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