Tal como reportan los medios, , Panamá recibe a Xi Jinping, el hombre de los 12 cargos, entre los cuales concentra los tres principales: Secretario General del Comité Central del Partido Comunista, Presidente de la Comisión Militar Central y Presidente de la República Popular China. Con la llave de estos tres candados, el primus supra pares del siglo XXI de China, controla dictatorialmente todas las fuerzas del régimen: Partido, Ejército y Estado; condición que recientemente fue refrendada como eterna, desbordando incluso, el poder omnímodo, que en su época tenia Mao Tse Tung.
La visita en cuestión, cargada de simbolismo, dará cuenta del grado de sumisión, que gobierno y sector económico de país alguno, demuestre ante el Emperador de todas las Chinas, que como semidios, será tratado por quienes consideran que sus intereses personales, constituyen los intereses del Estado panameño.
Ciertamente, lo que aparenta ser una visita de rutina de un mandatario de un país a otro, en realidad no lo es, y peor aún, es palpable que la opinión pública, no haya logrado calibrar, el significado profundo de la misma. Acaso es normal que un Donald Trump, Vladimir Putin, Angela Merkel o Emmanuel Macron visiten Panamá?.. es ostensible que no. Ningún mandatario de ese nivel, por más que los nuestros se desvivan en invitarlos, como en efecto, antes y ahora lo han hecho, siquiera lo consideran. Como es posible entonces, que un jefe de gobierno o de Estado de la Cochinchina como decían nuestros abuelos, por su lejanía, se digne visitarnos? Alguna (s) explicación (nes) de suficiente peso debe tener, como para desplazarse desde tan lejos hasta este país.
Harto conocido es, que Panamá no constituye ejemplo de gran o mediana potencia; ni descolla en desarrollo económico o tecnológico; entonces, aparte de la ventaja comparativa, que constituye su posición geográfica; cuáles podrían ser las nuevas ventajas competitivas, que en calidad de valores agregados o “extras”, que si azuzamos el entendimiento; todavía pueden comercializarse en toda la extensión de nuestra geografía, pero que aún no hemos tenido la lucidez de descifrar y que son tan trascendentes, como para obligar al gobernante de una gran potencia, hacer lo que ninguno de sus semejantes en importancia haría… desplazarse de tan lejos , para evocarlos.
A mi juicio varias son las causas capitales que motivan esa visita, alguna de las cuales probablemente, ningún competidor de China, siquiera ha vislumbrado en el horizonte. La primera razón es sin duda, la posibilidad de construir el cuarto juego de esclusas en el canal, lo cual a través del soborno del gobierno de entonces, le permitirá endeudar el país y por tanto, hacerse por osmosis del canal actual, sin necesidad de referéndum.
La segunda, constituirse en el dueño absoluto y con pago simbólico de la Zona Libre de Colon, objetivo a cumplirse en corto plazo, pues ya domina el 43% de la misma, lo que la convertiría en la propietaria gratuita de las dos principales zonas francas del mundo: la de Hong Kong y la de Panamá.
Tercera, profundizar exenta de pago, el usufructo de nuestra posición geográfica, con presencia preponderante, en el área adyacente al canal de Panamá, con la construcción de nuevos puertos, plantas de procesamiento y centros logísticos. Más aun, de ser necesario, acaparar nuevas áreas del país, para la construcción de otro tipo de canales, en este caso secos, entiéndase: ferrocarril, oleoducto o autopistas, que de acuerdo a sus necesidades, atraviesen de norte a sur la república (Chiriquí-Bocas del Toro/ Coclé-Colon/Panamá-Colon /Panamá –Guna Yala); todo lo cual a la postre, le permitirá influencia, por no decir control definitivo de Panamá, más allá del ámbito económico.
Cuarta, hacer lo que ningún gobierno extranjero (Corea del Sur, Canadá y otros), ni panameño ha intentado en firme realizar, desde la época del gobierno de Omar Torrijos y que terminó en un estrepitoso fracaso por la férrea oposición de grupos económicos ideologizados y de los aborígenes del occidente del país, que arropados en la supuesta defensa del medio ambiente, frustraron. Me refiero a la explotación de la mina de cobre de Cerro Colorado, veta cuprífera presumiblemente más importante, que la de Chile. En esta oportunidad, la mira de China estará en ese activo, respecto al cual, los que entonces se opusieron, ahora aplaudirán, atraídos por el cebo económico.
Quinta y la más importante, en caso de no hacerse con el cuarto juego de esclusas (que lo dudo), planteara la construcción de un nuevo canal por el istmo de Panamá, en reemplazo del que pretendían construir por Nicaragua, el cual, en el evento de una escalada peligrosa de sus relaciones con Estados Unidos; estaría libre de los peligros que impone, la verosímil invocación por Washington de la Condición 1 o Reserva De Concini al Tratado de Neutralidad; la cual, con el argumento de que el tránsito de buques de guerra chinos interfieren en el funcionamiento del canal (sic); Estados Unidos, está en capacidad legal de prohibir su utilización por parte de Beijing.
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