Hermanos: ya hace 40 años de muchas cosas. De la creación del Ballet Nacional, del Puente de la Inmaculada Constitución (ponle tu un guion en medio si quieres, o no), de la película Grease de Olivia Newton John y Travolta o de Los Secretos, aquel mítico grupo de los ochenta. Y mirando la tele el mensaje está muy claro: “Qué buenos eran los españolitos y españolitas de hace cuarenta años y que malos somos ahora que somos incapaces de aclararnos”
La verdad es que ni tan buenos éramos entonces ni tan malos somos ahora, pienso yo. Los de entonces (que perfectamente podríamos ser nosotros mismos con 40 años menos) veíamos de cerca los otros “40 años de paz” que se habían pasado y teníamos unas ganas enormes de no volver a repetirlos. Ahora, esa presión no la tenemos. Por lo menos no la teníamos hasta las pasadas elecciones andaluzas.
En 40 años de hegemonismo del PSOE y del PP se nos olvidó aquello de llegar a acuerdos. Demostración de ello es que con la irrupción de Ciudadanos y Podemos, nos ha costado casi un lustro electoral poder llegar a entender que las líneas rojas que tienen los partidos en sus estómagos están para cruzarlas. Que son los partidos políticos los que nos tienen que hacer entender a sus votantes que las cosas ya no pueden ser blancas o negras. Que para que esto funcione van a tener que ser gris marengo o similares. Que las mayorías absolutas igual no vuelven hasta dentro de cuarenta años más. Y no podemos estar repitiendo elecciones porque los partidos no se muevan de sus programas por miedo a perder electorado.
Cuidado con volver a los “40 años de paz” otra vez.
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