Quizás seáis de las personas que no os sentís cómodas con el conflicto. De hecho, conozco pocas personas que se sientan muy bien cada vez que están en conflicto. El conflicto, no sólo es una dimensión más de nuestra naturaleza humana, sino que es una de las dimensiones más importantes dentro de un equipo, para poder crecer y evolucionar de forma saludable. La necesidad del conflicto en los equipos es una realidad que muchos no desean ver.
Cuando tengas dudas sobre si tendrías o no que estar en conflicto con los demás, pregúntate ¿a veces estoy en conflicto conmigo mismo? Seguro que respondes afirmativamente. Si estamos en conflicto con nosotros mismos muy a menudo ¿no lo vamos a estar con los demás de vez en cuando?
Hay personas que no se dan por enteradas cuando llega el conflicto. Generalmente estas personas acaban por engrandecer cualquier conflicto de forma indirecta, una manera que tenemos de hacer grandes los conflictos es no haciéndoles ningún caso.
Algunas personas piensan que los conflictos desaparecerán de nuestro lado si simplemente los obviamos, si los barremos debajo de la alfombra. En realidad todo conflicto no gestionado suele hacerse más grande. Otra cosa es que el conflicto lo tengas contigo mismo cuando estás en relación con el otro, y este sea leve.
Por ejemplo, una persona de tu equipo ha respondido de forma un poco irónica a un comentario que tú has hecho. Esto a ti te ha sentado mal, pero sin embargo sabes que todos podemos cometer un pequeño error de vez en cuando. En tu crecimiento y desarrollo personal te gustaría mejorar tu autocontrol, y decides, ante esta situación no actuar, sino simplemente gestionar la emoción inicial que sientes hacia tu compañero (rabia o enfado), para que pase y pronto puedas sentirte con esta persona tan bien como siempre. Lo haces y esta emoción pasa a un segundo plano, tu emoción ha vuelto a su lugar y tú has mejorado en autocontrol.
Sin embargo, otro día decides abordar una conversación porque ese tono irónico se está convirtiendo en algo más habitual de lo que te gustaría. Ese día decides gestionar el conflicto y hablar con tu compañero de su comportamiento. No todo lo que nos parece un conflicto es un conflicto con el otro. Sabemos que el otro es imperfecto, tanto como lo somos nosotros mismos. Sus propias imperfecciones me duelen, al igual que seguro que las mías le duelen al otro. Así que la clave es también saber convivir con algunas de las imperfecciones de los demás, ya que son inevitables. No obstante, esas imperfecciones a veces generan focos de conflicto que disminuyen y merman nuestra capacidad de estar juntos como equipo, familia o empresa. Es en estos casos donde tenemos que abordar el conflicto, porque está poniendo en peligro a una entidad superior a nosotros mismos, el equipo.
Conozco pocas personas excelentes en la gestión de conflicto, personas que sepan abrir con cuidado la caja de las emociones negativas, que aborden con compromiso la conversación difícil, que actúen con racionalidad, pero también con el cariño suficiente y la cercanía necesaria. No cabe duda de que estamos ante una de las claves de los mejores equipos, la capacidad de gestionar el conflicto.
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