Esta semana se celebra el Día Mundial del Glaucoma; una cita que el comparador de seguros de salud Acierto ha aprovechado para concienciar sobre la enfermedad. Teniendo en cuenta que esta (la ceguera) es precisamente una de las afecciones más temidas por los españoles, parece que existen razones para tomar precauciones.
En el caso del glaucoma, un examen oftalmológico basta para detectarlo. Además, hasta en el 90% de las ocasiones, el glaucoma aparece de repente, sin que el paciente se de cuenta. El quid de la cuestión es que solo 3 de cada 10 personas han visitado al oftalmólogo durante el último año -las mujeres son un poco más precavidas-. Es decir, que existe una falta de concienciación flagrante al respecto. Razón de más para no perderlo de vista, valga la redundancia.
Otro de los grandes problemas relacionados con la patología son los mitos que circulan en torno a ella: qué es -el 50% no lo sabe exactamente-, a quién puede afectar y cuáles son sus consecuencias.
Las cifras del glaucoma
El glaucoma es una enfermedad ocular crónica en la que se produce una pérdida de visión irreversible y en la que se daña el nervio óptico. Se comienza perdiendo la visión lateral y, con el tiempo y si no se aborda, esta puede acabar pareciendo a la obtenida si se mirase a través de un tubo.
Hoy el glaucoma afecta a casi un millón de personas en España, y de todas las edades, desde bebés hasta ancianos. Eso sí, lo cierto es que los riesgos se incrementan con la edad, en concreto a partir de los 60. En el caso de la población africana e hispana esta media baja a los 40 años. También influyen los antecedentes familiares, si se padece diabetes y otras.
Respecto a las secuelas de la enfermedad, la medicina actual ofrece numerosas armas para luchar contra ella, desde intervenciones quirúrgicas específicas -en las que se obtienen muy buenos resultados- hasta el uso de colirios indicados para rebajar la tensión ocular. Es decir, padecer glaucoma no quiere decir quedarse ciego, precisamente el miedo al que nos referíamos. En concreto, se trata de la patología que más miedo da después del cáncer y la enfermedad cardíaca.
Si nos centramos en los sentidos, también sería el último que desearían perder. La primera posición la ocupa el gusto, seguida de la audición.
Cuidar de la vista, asignatura pendiente Más allá de las revisiones periódicas, tampoco cuidamos de nuestra vista en general. Lo ideal sería intentar mantener los ojos limpios y libres de cualquier sustancia que pueda afectarles, protegerlos con gafas de sol y de buceo en sus respectivos casos, llevar una dieta equilibrada (ayuda a mejorar el bienestar en general), espaciar la ingesta de líquidos y reducir la sal en las comidas, y conocer los factores de riesgo.
En cualquier caso, el desconocimiento es la principal razón por la que la mayoría no se somete a los controles, seguida de la falta de tiempo. Aquí también cabe mencionar que visitar al oftalmólogo no solo permite detectar a tiempo el glaucoma, sino otras enfermedades oculares graves como la degeneración macular y las cataratas; así como otras dolencias como la diabetes, el colesterol alto y la hipertensión.
Llegados a este punto, contratar un seguro de salud con cobertura oftalmológica resulta de gran ayuda. La mayoría de pólizas de salud ofrecen este servicio, aunque las condiciones varían en función de la compañía. Por ejemplo, Sanitas incluye la exploración oftalmológica completa, estudio de la glucemia, tonometría, y hasta la cirugía por cataratas y trasplante de córnea; y Mapfre incluso cuenta con un programa específico de diagnóstico precoz del glaucoma. Otras pólizas muy completas son las de Cigna -con recuento endotelial-, la de AXA -con angiofluoresceingrafía- y DKV -con tomografía de coherencia óptica y cirugía refractiva-.
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