Senegal es un país situado en la costa atlántica del continente africano, a tan solo cuatro horas de vuelo de España. Está considerado por muchos como el país que ofrece una de las acogidas más amables, con su “teranga” palabra en wolof (lengua local) que significa “buena acogida”. Un recibimiento que es de agradecer en un mundo tan diferente al nuestro.
A lo largo de la costa, desde Saint Louis hasta Cabo Skirring, destacan las vibrantes y coloridas aldeas de pescadores pasando por las impresionantes y bien cuidadas playas de Saly (uno de los enclaves más turísticos del país).
La gran variedad de sus paisajes es debida a que Senegal posee tres biomas: sabana, desierto y selva y debe su nombre al río Senegal, que marca la frontera del este y norte del país.
Playa Saly Portudal.
El Lago Rosa
A 65 km de Saly, en el departamento de Mbour, al norte de la península senegalesa de Cabo Verde, encontramos uno de los fenómenos de la naturaleza más curiosos: el Lago Rosa, cuyo nombre proviene del color de sus aguas, que se tornan especialmente rosáceas durante la estación seca. Esto se debe a un alga llamada Dunaliella Salina que fabrica un pigmento rojo para absorber la luz del sol. El alto nivel de salinidad permite que, al igual que sucede en el mar Muerto, las personas floten con facilidad. En torno al lago se encuentran pequeñas explotaciones extractivas de sal que comenzaron en los años 70. Tanto hombres como mujeres se protegen de la salinidad corrosiva untándose con manteca de karité. La sal es destinada a la exportación.
En cuanto al interior del país, se respira una tranquilidad y alegría inmensa en sus aldeas interiores. Como en la comunidad de Pambal, en el departamento de Tivaouane y la región de agricultores y ganaderos de Thies.
Pambal es una comunidad principalmente católica pero que recientemente está creciendo el islam. A Senegal se le reconoce su tolerancia religiosa: es común encontrar miembros de una misma familia pertenecientes a religiones distintas y los matrimonios interreligiosos son numerosos. Un 86% practican el islam y un 6% el catolicismo, el resto son ateos o practican religiones ancestrales.
Festividad de Pascua con católicos y musulmanes.
El papel de la mujer senegalesa
Hace unas semana tuve la suerte de pasar 10 días en este país y conocer sus zonas más rurales. En ellas me di cuenta del papel fundamental que tenían las mujeres, siempre ocupadas, con el hijo envuelto a sus espaldas y cocinando, limpiando... Pero sin dejar de contagiarnos su alegría.
La Constitución senegalesa afirma que los hombres y las mujeres son iguales ante la Ley. Sin embargo, la autoridad paternal y marital prevalecen en la sociedad. El 56% de la población vive en zonas rurales en las que las mujeres quedan a cargo de cuidar a los menores, cocinar y transportar agua para su familia o comunidad, además de trabajar en el campo durante la siembra y la recolección. Se podría decir que las mujeres senegalesas sostienen el país pero son invisibles en la sociedad.
Mati nos cuenta que muchas chicas empiezan a tener problemas para encontrar marido y formar una familia, ya que muchos hombres han emigrado en busca de un futuro. O, las que ya están casadas, ven como su marido se va fuera para enviar a su familia dinero desde el extranjero. Todo esto lleva a muchas mujeres a desempeñar todo tipo de profesiones para mantener a sus familias, abriendo las puertas a la vida laboral a las nuevas generaciones de mujeres.
Para muchos, Senegal continúa siendo la puerta de salida de los "esclavos".
Según el Banco Mundial, más del 80% de las mujeres del país trabajan en el sector informal, el cual constituye el 41.6% del Producto Interior Bruto en Senegal. La industria del algodón representa el 2% del PIB del país y el 5% de las ganancias por exportación. Es un sector en recesión debido al cambio climático y a los bajos precios que los agricultores reciben por la recogida manual del material. La mayoría de los recolectores son mujeres y jóvenes.
La esperanza de vida en Senegal es de 68 años para las mujeres y 64 para los hombres. Ellas tienen cinco hijos de media y un acceso muy limitado a servicios para la salud sexual y reproductiva.
La ablación y otras formas de violencia de género son ilegales, pero aún existen etnias minoritarias que la practican debido a una falta de persecución y penalización por parte del Estado. Como el pueblo nómada Fulani, asentado en muchos países africanos y que, en Senegal, situado en la región sureña de Casamance, aún practica costumbres pre-islámicas como la circuncisión del pene en el chico y mutilación del clítoris en la chica, la prohibición del habla de la mujer casada y la prueba de palos, que se trata de un apaleamiento ente dos jóvenes para demostrar su resistencia al dolor.
Manifestación en contra de la mutilación genital femenina en Kidira.
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Agradecimientos: Jean Noel Tine y Warren Marcel Adam.
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