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Jimena Fernández de la Vega y Lombán, nacida en 1895 en Vegadeo, Asturias y fallecida en 1984 en Santiago de Compostela, fue una destacada médica, genetista y profesora española. Junto a su hermana gemela, Elisa, fue la primera en inscribirse y fue pionera entre las mujeres en licenciarse en Medicina por la Universidad de Santiago de Compostela en 1919, obteniendo ambas el Premio Extraordinario, alzándose con la Gran Cruz de Alfonso XII por sus brillantes expedientes.
Nacida en Fráncfort en 1647, en el seno de una familia alemana con raíces suizas, Maria Sibylla Merian fue mucho más que una pintora o una científica, fue una mujer que desafiaba su tiempo como naturalista, ilustradora y exploradora, dejando una impronta que los siglos han tardado en reconocer. Pionera de la entomología moderna, tuvo el coraje de observar con minuciosa paciencia y de plasmar con trazos geniales aquello que los demás temían mirar: la vida íntima de los insectos.
Estas pasadas Navidades, un médico provida, conocido por su defensa activa del derecho a la vida, fue detenido nuevamente como cada año, por manifestarse ante una clínica abortista. Su caso pone de manifiesto el choque de valores que caracteriza nuestra sociedad.
Gabrielle Émilie Le Tonnelier de Breteuil, Marquesa de Châtelet, viene al mundo en el París de 1706, en pleno esplendor de la Francia absolutista. Hija del barón Louis Nicolas Le Tonnelier, hombre culto y hábil en las intrigas de palacio; y de Gabrielle-Anne de Froulay, dama discreta de alta cuna. Desde niña demostró que las reglas del juego social y los corsés de la época no iban con ella.
Había nacido un 25 de febrero de 1670 en Panitzsch, en el corazón sajón, donde el firmamento se extendía cada noche como un libro abierto para los ojos atentos. María Margarethe Winckelmann venía al mundo en una Alemania que consideraba a las mujeres como figuras decorativas del hogar, más útiles para bordar que para pensar.
Margaret Cavendish, Duquesa de Newcastle (1623-1673), fue mucho más que una aristócrata inglesa en un mundo dominado por hombres. Se erigió como filósofa, poeta, científica, escritora de ficción y dramaturga, con este bagaje estaba desafiando los moldes de su tiempo con una obra prolífica y profundamente innovadora.
En un rincón de la Baja Sajonia, bajo los cielos grises que presagiaban el invierno eterno, una mujer de espíritu indomable escribía con mano firme y latín perfecto. Se llamaba Hroswitha, "la voz poderosa" y su pluma era un arma tanto como su fe.
Herrada de Landsberg, nacida en 1125 en el castillo que lleva su nombre, enclavado en la región del Bajo Rin, fue una de las figuras más destacadas de su tiempo. Monja alsaciana y abadesa de la abadía de Hohenburg, en los montes Vosgos, su nombre quedó ligado a una de las joyas enciclopédicas de la Edad Media: el 'Hortus Deliciarum', en castellano 'El Jardín de las delicias', una obra ambiciosa que encapsulaba el conocimiento y el arte de su época.
Marie-Anne Pierrette Paulze, conocida en los anales de la historia como Marie Lavoisier, emerge no solo como la compañera de uno de los mayores genios de la química moderna, Antoine De Lavoisier, sino también como una figura insigne que forjó su propio camino en el arduo universo de la ciencia.
La historia de Sofía Kovalevskaya comienza en San Petersburgo en 1850, entre los muros de una familia noble que la rodeó de privilegios, pero también de prohibiciones. Las mujeres no estudiaban matemáticas; no estaba bien visto. Pero Sofía no entendía las normas absurdas.
El legado espiritual y las aportaciones al campo del conocimiento, especialmente científico son importantes. De Hipatia, Sócrates Escolástico dejó dicho que alcanzó tal nivel de cultura que sobrepasó a todos los filósofos de su tiempo. Heredera del neoplatonismo de Plotino, transmitía su conocimiento con generosidad, atrayendo a estudiantes desde todos los rincones del mundo conocido que acudían a Alejandría en busca de sus enseñanzas.
Muchos cedieron y abrazaron el cristianismo pero otros, como Hipatia, se negaron con firmeza. Ni siquiera los consejos de Orestes, su antiguo alumno y prefecto de Egipto, lograron persuadirla, y eso que el cristianismo predicaba la paz entre los hombres.
Hipatia nos aparece como la última luz de Alejandría. Sobre el mármol helénico y bajo el fulgor del sol egipcio, se alzó Hipatia, una mujer singular que, como un faro en la tormenta, iluminó la transición tumultuosa entre el paganismo y el cristianismo. Era hija del matemático Teón, quien no solo le transmitió el arte de medir las estrellas, sino también el talante metódico y la capacidad para cuestionarlo todo.
En aquellos días de antaño, cuando los ordenadores apenas comenzaban a insinuar su lugar en el mundo y la modernidad era más sueño que realidad, una mujer de hábitos y vocación, Mary Kenneth Keller, supo alzar la mirada hacia un futuro lleno de posibilidades. Monja, matemática, y finalmente doctora en informática, su nombre resuena hoy como uno de los pilares en la historia de la tecnología.
Si alguna vez hubo una figura capaz de encarnar el espíritu de la alquimia en sus orígenes más oscuros y fascinantes, esa fue María la Judía. Enigmática y pionera, vivió entre los siglos I y III d.C., en la cosmopolita Alejandría, el epicentro intelectual de su tiempo. De ella se sabe poco con certeza, pero lo que ha trascendido a través de los siglos la sitúa como la “fundadora de la alquimia”.
Fabiola de Roma. Una mujer con nombre de nobleza y manos curtidas por su labor en favor de los humildes. Su vida, arranca en el privilegio de una de las familias más encumbradas de la gens Fabia, lo que la llevó a transitar caminos insospechados que desembocaron en la entrega absoluta a los desposeídos y enfermos de su tiempo.
Aesara de Lucania, mujer de espíritu y letras, habitó en los albores de los siglos IV o III a. C., en una época en que las palabras de las mujeres apenas hallaban eco en el tumulto del mundo. Filósofa pitagórica, su nombre ha llegado hasta nosotros apenas sostenido por un fragmento de su obra "Sobre la naturaleza humana", rescatado por el doxógrafo Estobeo. Hay quien argumenta que el fragmento es una falsificación neopitagórica de época romana.
Bajo el nombre de Theano se desliza la sombra de la que, según los indicios históricos, podría ser la primera mujer que dejó su huella en las matemáticas. Hay que situarla en el Crotona del siglo VI a.C., en el corazón de la antigua Grecia.
En los pliegues de la historia medieval, como en un paisaje en penumbra, surgen las beguinas: mujeres que, ajenas a los dictados de la época, trazaron su propio camino entre la devoción y la independencia. Sin órdenes que las ataran ni votos perpetuos que las confinaran, estas almas osadas encontraron una vía intermedia entre el claustro y el matrimonio, dos opciones que para muchas resultaban igual de restrictivas.
Grete Hermann vino al mundo un 2 de marzo de 1901 y su vida se entretejió con la matemática y la filosofía, disciplinas en las que dejó un legado tan discreto como poderoso. Es conocida por su aportación en matemática, física, filosofía y educación.
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