“Ante el recrudecimiento de los conflictos y la intensificación de las operaciones militares en el norte y el centro del país, los desplazamientos de civiles no paran de aumentar mientras las capacidades de los actores humanitarios no dejan de debilitarse”, alerta Prince K. Lumueno, responsable del programa de emergencia del Consejo Noruego para los Refugiados en Mali.
Desde enero de 2019, más de 87.000 personas han tenido que huir de sus hogares en el centro y norte de Mali, 71 000 más que en el mismo periodo de 2018 según las cifras recogidas por el Mecanismo de Respuesta Rápida (MRR) en Mali, del cual forman parte varias organizaciones humanitarias[1] La región de Mopti registró el récord de desplazamientos internos del país, con 15 000 personas desplazadas como consecuencia del incremento de los conflictos intercomunitarios desde comienzo del año.
La proliferación de grupos armados como milicias, grupos de autodefensa y grupos radicales, ha provocado un aumento de problemas de seguridad. El aumento de la criminalidad y las operaciones militares en marcha hacen muy difícil el acceso humanitario, especialmente en las zonas fronterizas de los países pertenecientes al G5 Sahel (Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger). Las operaciones militares al suroeste de Ménaka también han provocado, en parte, el desplazamiento de más de 10.000 personas desde enero de 2019.
El Consejo Noruego para los Refugiados y el resto de socios del Mecanismo Rápido de Emergencia en Mali, entre ellos Acción contra el Hambre, alertan del impacto humanitario de esta crisis sobre las poblaciones desplazadas: “Después de varios días, miles de niños, mujeres y hombres con necesidades humanitarias no están recibiendo ayuda. Esta es la situación actual en la frontera entre Mali y Níger, al suroeste de Menaka, en la región de Gourma, al noroeste de Timbuktu o en la franja fronteriza entre Mali y Burkina Faso", especifica Lumueno.
“Los civiles están pagando un alto precio por la creciente inseguridad. Desde principios de año, más de 400 civiles han sido asesinados en el centro y el norte de Malí. En comparación, en el año 2018 se registraron un total de 287 civiles muertos”, destaca Tidiane Fall, Director País de Acción contra el Hambre en Mali.
“Muchas personas han sido asesinadas a sangre fría delante de mis propios ojos. Nuestro ganado ha sido arrasado, los miembros de mi comunidad están dispersos en medio del campo", dice Hamidou, un cabeza de familia que huyó de la violencia hacia el sur de N'tillit (región de Gao). "No tenemos acceso al mercado ni al centro de salud porque nadie se atreve a salir por temor a ser asesinado. Aquí vivimos solo de leche animal y de fonio –un cereal-“.
Los esfuerzos de la comunidad internacional en el Sahel se han centrado en la elaboración de estrategias de seguridad sin tener suficientemente en cuenta las necesidades humanitarias generadas por la intensificación de la violencia y el conflicto. El Consejo Noruego para los Refugiados y sus socios en el Mecanismo de Respuesta Rápida hacen un llamamiento a los donantes para que financien la respuesta humanitaria en Malí y piden acceso sin restricciones a las poblaciones afectadas por la violencia.
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