De un total de 52.803 contratos de formación y aprendizaje suscritos en 2018, el 40% tuvo un futuro positivo. Así lo concluye el Observatorio para el Contrato de Formación y Aprendizaje impulsado por Audiolís, centro de empleabilidad especializado en este tipo de contratos, tras analizar los datos oficiales del Servicio Público de Empleo (SEPE). Y es que, del total de contratos celebrados bajo esta modalidad el pasado año, el 21,31% se transformaron en indefinidos a su finalización.
Además, el 18% de los contratos se prorrogaron al cumplirse su duración inicial. En este sentido, hay que tener en cuenta que el contrato de formación, que debe tener una duración mínima de un año, puede prorrogarse hasta dos veces, hasta alcanzar una duración máxima de tres años, cuando ya debe transformarse a indefinido. Se trata de cifras muy optimistas si se tiene en cuenta que el contrato de formación es uno de los máximos exponentes de la formación dual, permitiendo a jóvenes menores de 25 años y en situación de desempleo acceder al mercado laboral, y desarrollar una actividad laboral retribuida en una empresa a la par que se forman.
Volviendo a las cifras ofrecidas por el Servicio Público de Empleo, al igual que ocurre con otras modalidades contractuales, son los meses de verano los que concentran un mayor número de contratos de formación. En 2018, en particular, casi el 30% de los contratos formativos realizados se concentraron entre los meses de mayo y agosto. Por comunidades, Andalucía es la que más contratos de formación registra, siendo Málaga y Sevilla las provincias más destacadas. En concreto, el 26,23% de los contratos celebrados tuvieron lugar en esta comunidad, es decir, un total de 13.849.
Para el año 2019 se espera que la cifra sea todavía mayor ya que, desde el 1 de enero, el contrato de formación es el único contrato bonificado que existe en el mercado, puesto que el Gobierno ha eliminado las bonificaciones de otros contratos como el de prácticas. Esto significa que es el único contrato por el que las empresas reciben de forma sistemática algún tipo de ayuda. En este caso en concreto, se trata de una reducción del 100% de las cuotas a la Seguridad Social, por lo que el empresario solo debe asumir el salario del trabajador.
Además, las empresas también obtienen beneficios fiscales por convertir los contratos de formación en contratos indefinidos, un aliciente que no pasa desapercibido. Así, del total de contratos convertidos a indefinidos en 2018, el 12,66% eran contratos de formación. Aunque la cifra no parezca significativa, debemos tener en cuenta que solo el 3,9% de los contratos firmados en 2018 pasaron a ser indefinidos.
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