Por sus méritos literarios, por su ejemplo de vida y por su profunda convicción de hermanamiento entre los pueblos propongo a Antonia Estarlich Sánchez para que sea nombrada Hija Predilecta de Alberic; un municipio de la Comunidad Valenciana en España.
La vida de Antonia es todo un periplo, desde su inolvidable infancia en su tierra natal, el colorido Alberic, pasando por su estancia en Francia y su perdidamente enamoramiento hacia México.
Conocí a Estarlich Sánchez hace como diez años, desde entonces he visto como esta mujer se ha ganado el corazón de todas aquellas personas que se cruzan por su vida.
Creo haber visto con claridad la esencia de Antonia gracias a su tierno artículo “¿Quién es usted?”.
En cerca de quinientas palabras nos narró a todos sus lectores el drama que Antonia empezó a vivir por aquellos años al lado de su madre, Camelia, la nonagenaria dama que empezó a .presentar las secuelas del mal de Alzheimer.
Gracias a ese artículo conocí más de mi querida “Toñita” -como le llamamos sus amigos-, porque ahí de manera breve menciona cómo fue que su madre y su abuela llegaron a Alberic:
“Siempre ha sido de un temperamento fuerte –refiriéndose a Camelia, su madre-, inclusive ahora con sus 92 años de edad. Empezó a trabajar a los 14 años como modista, ayudando a mi abuela en su precaria economía. Como todas las jóvenes hilaba en su mente ilusiones y proyectos que se vieron truncados cuando Franco, con un golpe de fascismo, decide imponerse a la República Federativa que había sido votada popularmente. En esos momentos mi madre vivía en un pueblo de Andalucía y por la crítica situación que se gestaba, mi abuela decide salir del lugar uniendo sus pasos y suerte a muchos evacuados que caminaban de un lado a otro. Lograron subir a un tren tan repleto de gente que mi madre siempre me decía que ella no tocaba el suelo. Así horas y horas hasta llegar a Valencia donde decidieron bajar. Fueron llevadas a un albergue hasta que las evacuaron a un pueblo donde son acogidas por diferentes familias, que mucho las apoyaron”.
La infancia de Antonia en Alberic se ve interrumpida cuando su familia tiene que emigrar a Francia.
Así nos lo contó Antonia: “La voz de muerte de las armas y las amenazas de unos españoles hacia otros se fueron silenciando, pero no olvidando hasta la actualidad. Mi abuela y mi madre se quedaron en el pueblo valenciano, allí, a mi madre le llegó el amor, se casó e inició, con mi padre, una nueva etapa e su vida que como bagaje llevaba, ilusión, fuerza y ánimo; procrearon tres hijos. Mi madre siguió trabajando como modista, pero ante el sacrificio que implicaba lo poco que les retribuía su trabajo, al igual que muchos españoles, deciden en la pos guerra buscar mejor oportunidad económica cruzando la frontera con la esperanza de comer un trozo de pan algo más blando en el mundo de la emigración. No fue fácil dejar su país, cultura, amigos y tantas cosas más sin saber que nos esperaba en tierras extranjeras, para nosotros fue Francia, conociendo en carne propia que el ser emigrante es trabajar sin que el valor del trabajo sea respetado, al contrario explotado y aun así dábamos gracias por la suerte de tener trabajo”.
Años más tarde y ya muerto su padre, Antonia y su madre empiezan una serie de viajes a México, país que cada vez la hace más suya, sin embargo, Toñita siempre hace referencia a su amor por Alberic.
A la par de todo esto Antonia publica su libro ¿Quién dice que el cielo es tranquilo?, una novela que hoy día puede consultarse en algunas de las más importantes bibliotecas del mundo y que en México ha sido muy bien aceptada por los lectores.
Continuando con su labor de escritora, Antonia acaba de publicar su más reciente antología de cuentos: Es cuento… ¿pero si fuera realidad?
Con esta publicación Antonia sólo ha preparado el camino para otros libros que ya está cocinando y que asegura buscan generar la reflexión de los lectores.
Antonia se ha convertido en una asidua participante a programas de radio y televisión, lo cual combina con presentaciones en distintos foros para promover la lectoescritura principalmente de los jóvenes.
Tengo muchas cosas más para compartir de Antonia, pero por cuestiones de espacio le haré en otra ocasión.
Por ahora, me conformo con hacer visible la labor literaria de Antonia Estarlich Sánchez ante las autoridades locales de su ciudad natal, para que coloquen en su mira a una coterránea que está poniendo muy en alto el nombre de España y muy particularmente de Alberic, Valencia.
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