Los intereses a corto plazo de agricultores y ganaderos no siempre son coincidentes, pero a largo plazo, que es como hay que ver estas cosas, un sector no es nada sin el otro. Por eso, la estrategia de éxito de este sector primario en su conjunto tiene que consistir en la colaboración y complementación de ambos, y en afrontar juntos los ataques que llegan desde fuera, que son muchos. Un papel no poco relevante de las organizaciones agrarias ha sido precisamente ese, mantener unidos a agricultores y ganaderos, defender los problemas desde asociaciones generales y no sectoriales, mirando lo que los une y no lo que los separa, y destinando sus esfuerzos a luchar en cada momento por el que más lo necesita, acortando de este modo las crisis que unos y otros han tenido y van a seguir teniendo. Muchas veces, las zonas de influencia de las granjas se ven atacadas externamente, y es cuando la necesaria convivencia entre agricultores y ganaderos se convierte en enfrentamiento. El territorio en el que se instalan las granjas es amplio, la normativa que las regula y limita su tamaño es estricta, las administraciones están vigilantes del cumplimiento de las normas, así que hay que dejar que cada promotor desarrolle su proyecto de vida en el campo.
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