En las últimas 24 horas el ex-alcalde que tuvo Londres durante las olimpiadas ha recibido dos grandes empujones en su maratónica carrera hacia ser el nuevo primer ministro conservador.
El miércoles 12 el parlamento desestimó una moción del Líder de la Oposición Jeremy Corbyn para que se vete cualquier posible salida de la UE sin acuerdo. Esto favoreció la imagen de Boris quien propone que el 31 de octubre se debe dar el Brexit con o sin acuerdo.
En la mañana siguiente Boris obtuvo el respaldo de más de un tercio de los parlamentarios conservadores en la primera fase de las elecciones internas para ser el sucesor de Theresa May. En este ronda él obtuvo 114 votos, más que la suma combinada de sus más inmediatos rivales (Jeremy Hunt, el Secretario de Relaciones Exteriores, 43 votos; Michael Gove, el Secretario del Medio Ambiente, 37; y Dominic Raab, ex Secretario del Brexit, 27 votos).
A estas alturas resulta muy probable que la final sea entre Johnson (agrupando a todo el ala dura pro-Brexit inmediato con o sin acuerdo) y a un representante del ala moderada que está dispuesta a seguir negociando el Brexit y a postergarlo, si fuera necesario, a fin de lograr un buen acuerdo (como es la posición de sus dos siguientes contrincantes: Hunt y Gove). Tres aspirantes fueron deseleccionados, incluyendo las únicas dos mujeres en la lid, cuyos votos van a engrosar a alguien del ala dura. El martes es la siguiente ronda donde ahora todos los que saquen menos de 36 votos serán descartados, cifra que esta vez solamente la han traspasado tres aspirantes. Luego se ha de llegar a que queden dos finalistas para que los 160,000 militantes conservadores opten por alguno de esos dos. Dada la popularidad de Johnson y de ir a un inmediato
Brexit en esa militancia es lo más probable que Boris gane.
Hoy solamente el 48% de los miembros de la cámara de los comunes (todos los tories) son los únicos que pueden votar por nominar al líder de su partido y luego únicamente menos del 0.3% de los 66 millones de británicos han de escoger al nuevo primer ministro, en unas elecciones donde no participa el 99.7% de la población.
Usualmente en las internas conservadores no gana el favorito inicial, pero esta vez puede que ello no ocurra. Basta con que Boris quede entre los dos finalistas (aunque pierda el primer puesto) para que sea el que cuente con más posibilidades de ganar dentro de la militancia. No obstante, él aún no puede cantar victoria. Muchos tories pueden preferir a alguien que les garantice que no se van a adelantar las elecciones generales (pues los conservadores vienen de recibir la peor paliza electoral de su historia) y prefieran votar por alguien que se perfile más como un estadista y negociador (como Rory Steward, Hunt o Gove) que evita una ruptura radical con la UE, la misma que ponga en peligro la economía y la unidad territorial del Reino Unido. Por increíble que parezca esto muchos pro-europeos pueden preferir que Boris sea el nuevo primer ministro pues él podría generar una polarización dentro del parlamento y del país que podría trabajar en su favor.
Es cierto que el parlamento no apoyó el pedido de Corbyn pero lo hizo por un pequeño margen: 309 contra 298 votos. Esto implica una diferencia de 11 votos y unas 35 abstenciones. Si el laborismo hubiese votado unido hubiese ganado. Muchos conservadores anti-Brexit duro no quisieron esta vez rebelarse en medio de las internas partidarias.
Sin embargo, las cosas pueden cambiar a medida que pase el tiempo y que la luna de miel con el nuevo gobierno se vaya nublando. En el parlamento no hay mayoría para un Brexit sin acuerdo y éste aún puede rechazar uno o cualquier propuesta planteada por Boris.
Un último recurso que puede tener el parlamento es que se apruebe una moción de censura al nuevo gobierno precipitando su caída (y con ello el Brexit). Hay incluso parlamentarios tories que han declarado que ellos estarían dispuestos a romper con la disciplina partidaria y hasta con el partido si llegan a esta situación.
Mientras tanto para el 12 de octubre se prepara la tercera y última gran marcha para que sea cual sea el Brexit se permita al pueblo tomar la última palabra y allí han de ir muchos demandando que esta vez sí se tome en cuenta a los más de 1 millón de ciudadanos británicos en la UE , además de los 3,3 millones de ciudadanos europeos, y los millones de mayores de 16 años que sí pudieron votar en ir referéndum de Escocia del 2014 pero que no pudieron hacerlo en el británico del 2016. Más de un millón de personas en las calles de Londres pueden generar cierto impacto.
Por el momento Boris apunta a ser electo y a ser el nuevo primer ministro británico a finales de julio. Empero, todavía hay mucho pan por rebanar.
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