Los datos actualizados de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE dejan al descubierto una realidad inquietante para la infancia en nuestro país. A pesar de una leve reducción de 1,8 puntos del riesgo de pobreza y exclusión social de la infancia respecto al año anterior, la tasa de pobreza afecta al 29,5% de los menores de 18 años.
Con relación al resto de grupos de edad, la infancia sigue llevándose la peor parte, ya que la tasa de riesgo de pobreza y exclusión social de la población en general es del 26,1%. En la franja de entre 18 y 64 años se sitúa en el 27,6% y en el 17,6% en el caso de las personas mayores de 65 años.
El periodo veraniego visibiliza aún más la desigualdad de la infancia en nuestro país. Mientras en 2017, el 32,3% de los niños y niñas no pudieron disfrutar de al menos una semana de vacaciones, en 2018 ha aumentado hasta el 33,3%.
Por otra parte, el índice de niños y niñas que no pueden comer carne, pollo o pescado cada dos días ha aumentado hasta el 3,7%, tres décimas porcentuales más que en 2017, que ya supuso una subida respecto a años anteriores. Esto quiere decir que más de 300.000 niños y niñas no tienen acceso adecuado a estos alimentos, lo que supone un indicador de pobreza.
Ante esta situación, es primordial la puesta en marcha de programas estivales que garanticen el derecho a la alimentación y al ocio y esparcimiento, recogidos en la Convención de Derechos del Niño así como en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. A pesar de las acciones puestas en marcha por diferentes administraciones y entidades sociales como Educo para hacer frente a esta problemática, un fenómeno complejo y estructural como el de la pobreza infantil requiere de medidas y soluciones urgentes y coordinadas, que vayan más allá de soluciones temporales. Se trata de avances, aunque insuficientes, ya que cerca de 500.000 niños y niñas no acceden a las becas comedor durante el verano. Por este motivo, desde Educo llevamos a cabo desde 2013 el Programa de Becas Comedor Verano con el apoyo de más de 70 entidades en las distintas Comunidades Autónomas.
En cuanto a la pobreza infantil en su dimensión material (por ingreso monetario) se ha producido una leve disminución respecto al año pasado (28,30%), situándose este año en el 26,8%.
Esta desigualdad tiene también un efecto territorial, con grandes diferencias entre las comunidades del sur y las del norte, como lo demuestran los datos, que dejan ver distintos ritmos y velocidades en lo que respecta a la cacareada y no probada salida de la crisis. Por ejemplo, Extremadura (44,6%), Andalucía (38,2%) y Canarias (36,4%) encabezan el triste ranking de la tasa AROPE de riesgo de pobreza y exclusión, mientras País Vasco (12,1%) y Navarra (12,6%) se sitúan entre las comunidades con menores índices de pobreza.
Con todos estos datos, harían falta 18 años para acabar con la pobreza infantil en España, un tiempo demasiado largo para los niños y niñas en particular y para la sociedad en general. Desde Educo entendemos que, más allá de una grave vulneración de los derechos, la pobreza infantil supone un serio retroceso a todos los niveles, sobre todo en lo social y lo económico.
Para hacer frente al grave problema de la pobreza infantil, desde Educo pedimos que la infancia sea una prioridad en todos los gobiernos y a todos los niveles. Solicitamos un aumento de la inversión en políticas de infancia hasta llegar al promedio del 5,3% del PIB de los países de la OCDE. Asimismo, pedimos una prestación universal por hijo a cargo de 1.200 euros anuales y que se mida el impacto de las políticas de infancia en el bienestar de niños y niñas.
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