La industria vitivinícola enfrenta el desafío de gestionar eficientemente sus recursos hídricos, dado que la producción de una sola botella de vino puede generar entre tres y cuatro litros de aguas residuales. Estas aguas, procedentes principalmente de la limpieza de instalaciones y vehículos durante la vendimia, presentan características específicas: alta carga orgánica, acidez, presencia de polifenoles y déficit de nutrientes. En respuesta a esta problemática, se han desarrollado soluciones tecnológicas avanzadas como las de Salher, que permiten no solo tratar estas aguas, sino también reutilizarlas, promoviendo una producción más sostenible en las bodegas. Soluciones integrales para el tratamiento de aguas en bodegas Para abordar la depuración y reutilización de agua en bodegas, se implementan sistemas adaptados a las necesidades específicas de cada instalación. El proceso comienza con un pretratamiento que incluye el uso de tamices rotativos automáticos, como el modelo TAURUS, para separar sólidos gruesos y finos. Posteriormente, se realiza una homogenización de cargas contaminantes y regulación de caudales, con control de pH. En la fase de tratamiento físico-químico, se emplean flotadores por aire disuelto (DAF), como los modelos Vespa y Xcorpio, que eliminan partículas finas, aceites y grasas, logrando una reducción significativa de la demanda química y biológica de oxígeno. El tratamiento secundario se basa en sistemas biológicos aerobios, que, al aportar oxígeno, evitan la generación de olores y gases tóxicos, garantizando un rendimiento controlado y eficiente. Reutilización del agua tratada y compromiso con la sostenibilidad Una vez tratada, el agua puede ser reutilizada en diversos procesos dentro de la bodega, contribuyendo a la reducción del consumo de agua limpia. Para asegurar la calidad del agua reutilizada, se aplican tecnologías de filtración, como filtros de arena o sistemas de ultrafiltración, seguidas de procesos de desinfección mediante hipoclorito, ozono o radiación ultravioleta. En casos donde el agua no ha sido previamente depurada, se incorpora un biorreactor de membranas (MBR), que combina fangos activos y ultrafiltración para un tratamiento integral. Estas soluciones no solo permiten cumplir con los estándares de calidad exigidos para la producción vitivinícola, sino que también alinean a las bodegas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, específicamente en lo referente al agua limpia y saneamiento, y a la producción y consumo responsables. La implementación de estas tecnologías refleja un compromiso con la sostenibilidad y la eficiencia en la gestión de los recursos hídricos en el sector vitivinícola.