La Administración argentina ha impuesto controles parciales de divisas para frenar la fuerte devaluación que sufrió el peso y caída de reservas de divisas tras las elecciones primarias de agosto. Desde la imposición de las restricciones, el peso se ha estabilizado en torno a 56 por dólar, frente a los 60 de la semana anterior y los 45 anteriores a las elecciones primarias.
De acuerdo con la última nota de Crédito y Caución, valorando el impacto en el comercio entre empresas de las medidas, estas afectan especialmente a los exportadores argentinos, que deben repatriar sus ingresos en moneda extranjera en los cinco días posteriores al cobro o 180 días después del envío. Sin embargo, en este momento “no existen restricciones para la compra de divisa extranjera con el fin de facilitar el comercio o para pagar la deuda a su vencimiento”.
No obstante, el informe considera que el riesgo de transferencia, que impide a un deudor que cuenta con fondos convertir su moneda local en divisas para efectuar los pagos, es elevado. “Por el momento, las restricciones no afectan a la capacidad de las empresas para acceder a las divisas con fines comerciales. Sin embargo, el colapso del peso exacerba la inflación, posponiendo la recuperación económica. Dado el difícil entorno económico y la gran incertidumbre política en el período previo a las elecciones generales del 27 de octubre, el riesgo de transferencia sigue siendo alto”, dice.
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