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Plan desintegrado de residuos

El tratamiento de los residuos no puede quedar fuera del debate político
ZEN
lunes, 13 de mayo de 2013, 09:49 h (CET)
Según la Consellera de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente Parece ser que un nuevo Plan Integral de Residuos (PIR) está a punto de ser aprobado y en él se opta por la incineración como tecnología para hacer desaparecer los residuos urbanos que se amontonan en nuestros vertederos.

Desde luego creo que produce más impacto un vertedero lleno de residuos, sin tratar y sin reciclar, que una incineradora que, por otro lado genera energía. Lo que se nos tiene que garantizar es que la tecnología aplicable a esa incineración es de suficiente calidad para no ser peor el remedio que la enfermedad.

Pero ese no es el único problema, señora Bonig. El problema no es “qué” La gran duda es “dónde”. Dónde ponemos unas instalaciones tan polémicas como las incineradoras y que no se genere un grave conflicto social, partiendo pueblos y familias. Como en muchos municipios en los antiguos vecinos han pasado a ser enemigos irreconciliables solo porque la Generalitat no ha hecho su trabajo. La ubicación de esas instalaciones solo pasa por su viabilidad económica, geológica y estratégica. Todos ellos conceptos técnicos alejados del debate político. Y, finalmente, vistos los lugares idóneos para su instalación, es necesario un consenso que la Generalitat ha sido incapaz de conseguir desde hace muchísimos años.

El resultado final es que a menos de un lustro tendremos todos los vertederos colmatados. Y, nadie querrá que, en el patio trasero de su término municipal, le monten otro. El tiempo pasa inexorablemente, y en este caso el tiempo es oro. La basura también lo es para unos pocos interesados.

Según la Sindicatura de Comptes ninguna planta de tratamiento de residuos de la Comunitat Valenciana respeta el porcentaje máximo del 44% de rechazo. Es decir, los residuos que, después del pertinente tratamiento deben ser enterrados. Y es que la basura es un gran negocio (igual que la depuración de residuos del agua) y cuanto menos coste tenga más margen económico da. El negocio, hoy, no está en valorizar los residuos urbanos, sino en trasladarlos de un sitio a otro para enterrarlos.

El tratamiento de los residuos no puede quedar fuera del debate político. Jamás puede la Generalitat, con su mayoría absoluta, dejar la responsabilidad en manos de la oposición. Pero tampoco esta puede obviar que el problema de los residuos será un problema más grave el día de mañana cuando el Partido Popular deje el poder.

Por lo tanto, un Plan sin ubicaciones de las futuras incineradoras y de compensaciones alternativas para aquellos territorios que las van a sufrir, no sirve para nada. Pero enterrar la basura como la avestruz que esconde la cabeza o poner la suciedad bajo de la alfombra, supondrá que dentro de pocos años ya no pueda soportarse el hedor en la Comunitat Valenciana. Y esta vez no será en sentido figurado.

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